• Según una nueva investigación, los consumidores confían más en la industria alimentaria tras la pandemia de la COVID-19, siendo los agricultores y los minoristas los que han experimentado un mayor aumento.
  • El centro tecnológico AZTI, el Consejo Superior de Investigaciones Científica (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid han sido los socios españoles en la investigación

Bilbao, 18 de diciembre 2020. Los resultados del proyecto financiado por EIT Food, Increasing consumer trust and support for the food supply chain and for food companies, revelan que la capacidad de la industria alimentaria para mantener el suministro de alimentos a pesar de la pandemia mundial ha llevado a una mayor confianza.

En el marco de este proyecto se ha llevado a cabo una nueva investigación con el objetivo de analizar aquellos aspectos que generan confianza o desconfianza en el consumidor.

“Varios estudios sobre comportamiento de consumidores que hemos realizados nos habían permitido identificar que existen múltiples fuentes de desconfianza por parte de los consumidores: desde temas relacionados con la cadena de suministro hasta el etiquetado de los productos o los sistemas de certificación” afirman desde AZTI, uno de los socios de la iniciativa. “Ahondar en cuáles son las barreras actuales que afectan al consumidor permitirá al sector encontrar enfoques válidos para hacerle frente”.

Por tanto, si bien esta nueva investigación se ha estado centrado en el consumidor, también ha tenido en cuenta también a todos los eslabones que intervienen en el suministro de alimentos. Así, se ha realizado una encuesta online a 2.200 personas y se han mantenido 33 reuniones con grupos de consumidores en la que han participado un total de 163 consumidores de 6 países distintos (Finlandia, Israel, Italia, Polonia, España, Reino Unido). En España, la investigación ha estado coordinada por el centro tecnológico AZTI, el Consejo Superior de Investigaciones Científica (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid.

Como resultado de estas acciones realizadas con consumidores, se ha encontrado que, de forma similar, en los seis países los consumidores expresaron su necesidad de confiar en los alimentos que consumen y en la cadena de suministro de alimentos.

Por otra parte, cuando se les preguntó sobre el efecto del brote de COVID-19 en su confianza en la cadena de suministro de alimentos, el 28,5% de los consumidores manifestó tener mayor confianza en la cadena de suministro de alimentos en los seis países, el 19,3% indicó tener menos confianza y la mayoría, un 52%, no vio afectado su nivel de confianza por causa de la COVID-19.

El consumidor expresó un mayor nivel de confianza, así como un mayor incremento de esta en el caso de los agricultores, seguidos de los minoristas y los fabricantes de alimentos. La confianza en las empresas de restauración y los restaurantes cayó ligeramente en promedio, con cerca del 28% de los consumidores que indicó tener menor confianza en comparación con el 24% que dijo que su confianza había aumentado.

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Calidad y precio, los aspectos más valorados

Por otra parte, se concluyó que los aspectos que más valoran los consumidores a lo largo de los seis países en relación con su confianza en determinadas empresas alimentarias, es la calidad de los productos alimenticios y la fijación de un precio justo.

El profesor Richard Bennett de la Universidad de Reading, que dirige el proyecto manifiesta que «Frente a lo que podría haber sido un período perjudicial para la industria alimentaria, la forma en que diferentes empresas y partes del sistema han logrado seguir entregando alimentos a las tiendas y a los hogares de las personas ha hecho mucho en la generación de la confianza”.

En relación con el aumento de confianza hacia los minoristas, Bennett apuntó «No es sorprendente ver que los minoristas de alimentos también hayan mejorado sus niveles de confianza en 2020. A medida que la pandemia mundial conducía a la compra y el almacenamiento debido al pánico, los minoristas respondieron rápida y adecuadamente para garantizar que los artículos esenciales estuvieran disponibles en la medida de lo posible. También hemos visto cómo las restricciones han redefinido lo que consideramos un trabajo esencial, incluyendo el comercio minorista de alimentos, lo que ha ayudado aún más al incremento de la confianza”.

Por otro lado, como parte del proyecto, los consumidores fueron capaces de expresar su opinión y lanzar recomendaciones a la industria alimentaria sobre qué aspectos habría que mejorar para incrementar la confianza del público. Así, por ejemplo, a los agricultores y ganaderos, les recomiendan adoptar prácticas de cría que garanticen el bienestar animal, precios justos, una buena trazabilidad de los alimentos y acciones respetuosas con el medio ambiente. En cuanto a los fabricantes de alimentos, los consumidores les exigen mayor transparencia, precios justos y un etiquetado de los alimentos honesto y más preciso. El proyecto continuará facilitando foros donde los consumidores puedan colaborar con la industria alimentaria en iniciativas para mejorar aún más la confianza.

Además, utilizando datos sobre la confianza pública en la industria alimentaria, el equipo que lleva a cabo el proyecto en cada país se reunió con diferentes actores de la industria alimentaria que participaron en el trabajo de creación de confianza, y reconocen que la transparencia es clave para la confianza de los consumidores y que esto requiere apertura, honestidad y voluntad de comprometerse con los consumidores y otras partes interesadas.

Según el profesor Bennett, «En particular, vemos que los agricultores siguen disfrutando del primer escalón en el podio de la confianza, beneficiándose de la imagen continua de ser productores independientes que trabajan duro y que se enfrentan a muchos riesgos”. Además, concluyó «Los consumidores nos dicen que los aspectos clave de esa confianza provienen de un enfoque ético. El bienestar animal, la reducción del desperdicio de alimentos, la equidad en los precios y el etiquetado honesto se consideraron las mejoras clave en las que las diferentes partes del sector deberían centrarse. Esto demuestra que nosotros, como compradores, queremos ver estándares mejores y más justos de nuestros alimentos«.

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