El calentamiento global de los océanos está provocando desplazamientos hacia el norte de los peces, migraciones en profundidad y adelantamiento de su fenología. Actualmente, la evaluación y gestión de las especies explotadas no tienen en cuenta los efectos del cambio climático; la incorporación de dichos efectos puede ser clave para la viabilidad de ciertas especies que se encuentran en una situación delicada.

Objetivo

El objetivo es establecer los efectos del cambio climático en las pesquerías de las flotas españolas, por medio de la simulación futura de 4 especies relevantes y sobreexplotadas: anguila, atún rojo, atún patudo del Atlántico, y la anchoa del cantábrico.

Para ello, se desarrollarán modelos de nicho ecológico de los stocks y su proyección bajo escenarios climáticos que permitirán establecer la magnitud del impacto, incorporar los posibles efectos negativos del cambio climático en la evaluación de los stocks, y definir estrategias de gestión de la administración y de adaptación del sector.

Datos del proyecto

Duración

Julio 2017 – Junio 2018

Con el apoyo de

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Marco de estudio

El calentamiento global de los océanos está provocando ya desplazamientos hacia el norte de los peces (aumento de especies de aguas más cálidas y disminución de las de aguas más frías), y desplazamientos en profundidad de los peces (Perry et al. 2005, Cheung et al. 2009, Cheung et al. 2013a, Cheung et al. 2013b). Con el aumento de la temperatura en los mares continentales a partir de los 80, las sardinas y las anchoas –con una distribución típicamente más subtropical– han aumentado su presencia en el mar del Norte, incluso entrando en el mar Báltico, mientras que las especies con una distribución más boreal –como el arenque o el espadín– han disminuido su presencia (Montero-Serra et al. 2015). Entre 1960s y 2000–2005, la superficie del hábitat potencial de las especies subtropical-temperadas del Atlántico noreste como el de la anchoa se ha incrementado, y el de las especies sub-árticas y temperadas ha decrecido (Lenoir et al. 2011). También se han notificado capturas de más de una decena de especies de aguas cálidas que están ampliando su límite norte de distribución (Bañón et al. 2002). Esta migración hacia el norte de las poblaciones de peces de afinidad subtropical también ha sido detectada en los estuarios atlánticos (Nicolas et al. 2011). En el Golfo de Bizkaia se ha observado, en términos generales, una tendencia hacia el aumento en la abundancia de aquellas especies de peces que presentan amplios rangos de distribución (principalmente especies subtropicales), mientras que la abundancia de especies de aguas templadas y aquellas con rangos de distribución menores ha sufrido un descenso continuo durante la última década del s. XX y la primera del XXI (Poulard and Blanchard 2005). El cambio climático puede estar relacionado con parte de los cambios detectados, y éstos pueden amplificarse con la pesca. En el caso de la puesta del verdel, por ejemplo, el calentamiento inducirá desplazamientos hacia el norte, adelantamiento de la puesta en ciertas zonas, y cambios en la producción total de huevos (Bruge et al. 2016).

El conocimiento de los escenarios futuros de las poblaciones pesqueras y los impactos del cambio climático en el sector pesquero es clave para anticipar y minimizar las posibles pérdidas económicas en dicho sector. Para ello es necesario aumentar el conocimiento de la evolución futura de los stocks pesqueros, así como de los componentes del ecosistema marino que los sustentan y son más vulnerables e inciertos (producción primaria y secundaria, biodiversidad, redes tróficas, ciclo biogeoquímico) y monitorizar y modelizar los factores climáticos principales (temperatura del mar, estratificación, acidificación) que afectan el hábitat de los peces.

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