Los tratamientos para hacer frente al cáncer pueden tener efectos adversos a la hora de comer. Muchas personas con cáncer presentan, en algún momento, síntomas como la disfagia, la pérdida del gusto, mal sabor de boca, sabor metálico, llagas en la boca, vómitos o pérdida de apetito. Estos síntomas afectan a entre un 30-85% de los pacientes sometidos a tratamientos oncológicos, en particular en los cánceres del tracto gastrointestinal (esófago, estómago, páncreas, intestino delgado, colorrectal), cabeza y cuello, y pulmón. Y la principal consecuencia de esta sintomatología suele ser la malnutrición y, con ella, la pérdida de masa muscular, llegando empeorar el pronóstico de la persona enferma.

Hablamos con Itziar Tueros, coordinadora del área de alimentación y salud de AZTI, sobre cómo influye la alimentación en la mejora de la salud de los pacientes oncológicos.

Alimentación en los procesos oncológicos: por qué importa

¿Cómo ha de ser la dieta de una persona diagnosticada con cáncer?

No existe una dieta única que podamos recomendar a un paciente oncológico, ya que la situación de cada uno de ellos es única: depende del tipo de tumor, si tiene toxicidad asociada al tratamiento que afecta a su ingesta de alimentos o no, como náuseas, vómitos, diarrea, pérdidas de gusto, sequedad bucal, llagas en la boca. Hay que evaluar cada caso y proporcionar la recomendación nutricional adecuada.

Lo que sí sabemos es que la alimentación debe ser sana y equilibrada, que contenga alimentos de todos los grupos en cantidades y con la frecuencia adecuada, de cara a obtener todos los nutrientes necesarios y poder tolerar mejor los tratamientos. Es importante evitar dietas alternativas, normalmente muy restrictivas, que pueden comprometer el estado nutricional de los pacientes.

AZTI coordina el proyecto Oncofood que busca nuevas soluciones alimenticias para los pacientes con cáncer. ¿En qué consiste?

ONCOFOOD es un proyecto europeo financiado por EIT Food para diseñar y desarrollar innovadores alimentos para pacientes de cáncer considerando no sólo sus requerimientos nutricionales sino también sus alteraciones sensoriales, promoviendo el placer de comer y previniendo la malnutrición.

Se están desarrollando distintas soluciones alimentarias dirigidas a cubrir sus necesidades nutricionales, sensoriales y de textura, productos como cremas, sopas, sazonadores…. Estas soluciones deben integrarse en su día a día, ser de fácil acceso para casa, pero también soluciones a nivel hospitalario mediante la tecnología de impresión 3D para cuando se necesitan texturas adaptadas.

Es un proyecto muy centrado en el paciente, por lo que se está trabajando mucho, tanto con ellos como con quienes les cuidan, para diseñar en común las soluciones más adecuadas que cubran sus necesidades. Hemos hecho sesiones grupales y nos han ayudado a identificar las mayores dificultades que presentan a la hora de alimentarse permitiéndonos diseñar los productos atendiendo a sus necesidades reales.

Actualmente estamos testando los productos desarrollados con 100 pacientes distribuidos en España, Polonia y Reino Unido, para evaluar su aceptabilidad. Nuestra intención es poder comercializarlos a partir de 2022.

Formamos parte del proyecto AZTI (como coordinador), las universidades de Reading en Reino Unido y Varsovia en Polonia, y las empresas Maspex (Polonia) y Natural Machines (Barcelona). Además, contamos con Onkologikoa (Donostia) y la AECC de Bizkaia como colaboradores.

oncofood video

¿Cómo ayuda la investigación a dar con soluciones alimentarias destinadas a pacientes de enfermedades como el cáncer?

La clave está en el trabajo desarrollado por equipos multidisciplinares, que incluyen expertos de diferentes campos como tecnología de alimentos, bioquímica, nutrición y dietética, consumidor y análisis sensorial… Además, es necesario que exista una orientación a mercado, de forma que la investigación no se quede en un cajón, sino que se transfiera al mercado y por tanto sea accesible para el paciente.

¿Cómo afectan a nuestra salud los compuestos bioactivos? ¿Por qué se han de tener en cuenta?

Los compuestos bioactivos son sustancias que están presentes en los alimentos, normalmente en cantidades pequeñas, pero que tienen un beneficio para la salud ya que influyen en nuestro metabolismo. Algunos ejemplos bien conocidos pueden ser los polifenoles, carotenoides….

Hoy en día podemos encontrar en el mercado alimentos funcionales o suplementos nutricionales que incorporan estos compuestos bioactivos en concentraciones más elevadas. Sin embargo, es importante recalcar que estos compuestos bioactivos se pueden encontrar en nuestra dieta habitual siempre y cuando sea variada e incluya frutas y verduras, fuentes fundamentales de estos compuestos.

Biotecnología aplicada a la nutrición: ventajas

¿En qué medida puede mejorar la tecnología nuestros hábitos nutricionales?

Los últimos avances en la biotecnología nos traen las técnicas ómicas (nutrigenética, proteómica, metabolómica, lipidómica, microbiota) que, aplicadas en el campo de la alimentación, nos permiten profundizar en cómo los alimentos repercuten en la prevención o en la evolución de enfermedades.

Además, estas técnicas nos están permitiendo proporcionar recomendaciones nutricionales personalizadas, más precisas, adaptadas según las características moleculares de cada persona, ya que todas las personas no reaccionamos de igual manera a los alimentos. Son una herramienta muy potente para mejorar nuestra salud a través de mejorar nuestros hábitos nutricionales. Ahora mismo también trabajamos con la Asociación Española Contra el Cáncer en el proyecto SUMA, que busca adaptar la nutrición de precisión para supervivientes de cáncer de mama según herramientas moleculares: lipidómica, nutrigenética y microbiota intestinal.

Trabaja como investigadora en estudios clínicos nutricionales, caracterizando perfiles moleculares de diferentes grupos poblacionales para el diseño de estrategias de nutrición personalizada. ¿Para quién están destinadas estas estrategias?

Nuestro objetivo es definir las características moleculares de diferentes grupos poblacionales, según herramientas como la lipidómica o la microbiota… Además de pacientes con cáncer, trabajamos con niños o adultos con sobrepeso y/o obesidad, mujeres embarazadas, población senior, deportistas.

Cada condición tiene unos requerimientos específicos que van cambiando según vamos envejeciendo, por lo que las soluciones alimentarias que desarrollamos deben adaptarse a las necesidades metabólicas de estos grupos poblacionales.

Para poder llevarlo a cabo, colaboramos con hospitales y médicos de referencia, por tanto, la colaboración entre sector salud y alimentario resulta clave para poder generar resultados de impacto y que puedan trasladarse a la sociedad.

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