• En nuestro último AZTIWebinar,  Mikel Tejadas y Alain Ibañez, Director de planta y de Transformación Digital de UNILEVER, respectivamente, nos contaron la interesante experiencia en digitalización de su empresa.
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En muy poco tiempo, la digitalización ha pasado de ser una ventaja competitiva, un punto de diferenciación en el mercado, a ser una necesidad. Este discurso, todo un clásico ya pese a no haber logrado calar aún en un tejido empresarial mayoritariamente compuesto por pequeñas y medianas empresas, se ve reforzado ahora con el coronavirus. El Covid-19 ha enfrentado a las empresas no sólo a un duro escenario económico, sino también a sus propias ineficiencias a la hora de responder a imprevistos.

Por eso, entendemos que hay que aprovechar este momento de concienciación que viven en muchas compañías para insistir en las ventajas de subirse ya al tren de las nuevas tecnologías. «Sucesos inesperados como este, o un poco antes, la borrasca Gloria han puesto en evidencia la importancia de poder obtener datos que proporcionen en tiempo real información que permita adaptarse a incidencias a las que además el sector alimentario es especialmente sensible», señaló Idoia Olabarrieta, investigadora de procesos eficientes y sostenibles de AZTI.

Para mostrar las potencialidades de la digitalización en la solución de ineficiencias, AZTI ha reunido en un webinar a dos expertos de Unilever, propietaria de marcas como Frigo, Knorr, Calvé, Dove, Axe, Rexona, Skip o Mimosín, para mostrar una iniciativa nacida en la planta de Leioa de la multinacional y que está siendo trasladada con éxito a otras factorías del gigante anglo-holandés. Gracias a la digitalización, cualquier miembro una planta puede trasladar cualquier incidencia o propuesta de mejora y conocer quiénes la están valuando y qué opinión les merece.

«Para saber el nivel de digitalización que tenemos en la empresa o darnos cuenta de los realmente útil que es, basta con que miremos lo que ya hacen otros alrededor, con que nos fijemos en cosas que además nos gustan como usuarios, y comprobar si estamos cerca o lejos de ser como ellos. ¿Puedes cerrar cualquier operación en tres clicks como haces una compra en Amazon? ¿Tiene todo el personal acceso a cualquier información como si entrara a Google, Wikipedia o Youtube? ¿Existe el grado de transparencia responsabilidad de Uber, donde el cliente puede valorar al conductor pero el conductor también valora al cliente?», puso como ejemplo Mikel Tejadas, antiguo responsable de la planta de Unilever en Leioa y actual jefe de la de Poznan, Polonia.

«Plantearos esto y pensad en los ‘millennial’, que han vivido toda su vida en un entorno digital. Para ellos, ir a una fábrica donde los procesos no estén digitalizados les parecerá un viaje atrás en el tiempo. Les va a parecer desesperante porque a diario y para cualquier cosa utilizan los servicios de esas empresas. Si no estás digitalizado el talento se va a ir a donde sí lo estén», insistió.

Tejadas insistió especialmente en el apartado de la transparencia («que si falla algo que todo el mundo sepa por qué y quién es el responsable y no sólo él y su equipo») y el fácil acceso a toda la información; «si mis trabajadores están al tanto de todo lo que se hace estoy contextualizando cada cosa. Estoy activando su imaginación para que me propongan más cosas. Así pasamos de incorporar una herramienta que da resultados a una que transforma y esa es la misión de la digitalización», dijo vehemente.

En su opinión, este esfuerzo por crear una organización colaborativa es fundamental porque «la digitalización es un viaje exponencial». «Hay una primera parte relativamente plana, pero cuando está interiorizada empiezan a suceder cosas maravillosas a un ritmo trepidante. Pero eso la digitalización no se logra de un salto. Se logra teniendo en la organización el mayor número posible de ‘contagiadores’. La base del éxito son las personas y por eso es fundamental que esa digitalización sea integral, sea cultural. La buena noticia es que ahora mismo tus empleados están mejor preparados que la propia organización para afrontar la digitalización. Es la primera vez en la historia que los empleados llevan en su bolsillo tecnología más sofisticada que la que utilizan en su trabajo», señaló.

Otra buena noticia; si se comparte esta visión las organizaciones colaborativas podrían formar parte de comunidades colaborativas en la que varias organizaciones compartan saber hacer. «Para crear la herramienta empleamos nosotros para trasladar incidencias o propuestas no nos casado con ninguna consultora que te cobre una pasta sólo por estudiar el proyecto. Acudimos a una ‘startup’ de nuestro entorno», aseguró.

«Veíamos que había veces que alguien tenía una buena idea y aunque la comunicará muchas veces se acababa perdiéndose entre departamentos», explicó Alain Ibáñez, especialista en transformación digital de Unilever. «Ahora se puede hacer un seguimiento de dónde está tu propuesta, como de un paquete postal, y ver quién la está viendo y qué valoración hace de ella. Si, por ejemplo, alguien notifica una avería puede evaluar el tiempo de respuesta y puntuar a quien haya realizado el arreglo», explicó. Del mismo modo, la herramienta permite a Unilever medir quién ejecuta las tareas, quiénes lo hacen con mayor calidad, quién necesita más formación o cuánto tiempo se tarda en ejecutarlas. «En todo momento los trabajadores de la organización están evaluando el funcionamiento de toda la organización», resumió.

Texto: Iratxe Bernal. El Correo

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