ANA BARANDA, investigadora en Nuevos Alimentos

Cualquier paseo por las fruterías (o secciones de frutas de supermercados) nos da para ver una amplia variedad de frutas y verduras, muchas de las cuales no son alimentos de temporada. Esto ha dado lugar a que no solo hayamos olvidado cuáles son de temporada y cuáles no, sino también a que hayamos dejado de considerar las ventajas de consumir alimentos en su temporada.

A continuación, sugerimos cuatro razones para comprar y consumir alimentos de temporada:

1: Alimentos más frescos y, por lo tanto, con mayor valor nutricional y mejor sabor

El transporte de los cultivos suele implicar una refrigeración temprana para evitar que se estropeen en el camino hacia su destino. Cuando llegan a este, puede ser necesario calentarlos para obligarlos a madurar artificialmente antes de llegar al mercado. Este proceso reduce el sabor y cambia la textura y el gusto de los productos.

Además, algunos antioxidantes como la vitamina C, el folato y los carotenos disminuyen rápidamente cuando los productos vegetales se almacenan durante largos periodos de tiempo.

Sin embargo, cuando las frutas y verduras se recogen en el momento adecuado, como en el caso de los alimentos de temporada, conservan mejor sus propiedades nutricionales, su sabor y sus aromas. Esto se debe a que han crecido en su clima más favorable y han podido completar su ciclo natural sin ser forzados a estar listos para el consumo antes de lo debido.

2: Refuerzan las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo en cada estación

Los nutrientes que contienen los alimentos de temporada son precisamente los que más necesita nuestro cuerpo en ese momento. Por ejemplo, los alimentos de verano son ricos en carotenos (precursores de la vitamina A) tienen un alto contenido acuoso, así como de diversos minerales, lo que es ideal para el cuidado de nuestra piel contra el daño solar y para favorecer la hidratación, dos aspectos importantes durante esta estación.

En cambio, durante el invierno, las frutas y verduras son ricas en vitamina C y los pescados de esta estación contienen más vitamina D. Esto compensa la falta de exposición al sol y refuerza nuestras defensas durante la estación más fría, cuando los resfriados están más presentes.

3: Son más económicos

Sí, los alimentos de temporada son más baratos. Consumir productos fuera de temporada significa que hay que importarlos de zonas o países lejanos. Los gastos de viaje y almacenamiento asociados aumentan los costes de producción, lo que se traduce en un aumento del precio final del producto. Sin embargo, si consumimos alimentos de temporada, la mayoría de estos costes se reducen o eliminan.

4: Son más sostenibles

Comer productos de temporada apoya a los productores locales, lo que significa menos energía de transporte para la producción y el almacenamiento. La huella de carbono de los productos de temporada también es menor, ya que las distancias y los métodos de transporte utilizados son diferentes a los de los productos fuera de temporada.

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