• El centro tecnológico AZTI está elaborando una guía que facilite la tramitación administrativa de proyectos de energías renovables marinas incorporando la variable ambiental con un enfoque de análisis de riesgo y gestión adaptativa.
  • El plan de Estrategia Energética vasco, EnergiBasque, indica que gracias a la energía de las olas y la eólica en mar abierto se podría llegar a suplir la demanda energética del País Vasco por nuevas fuentes más sostenibles.

(Pasaia, a 27 de noviembre de 2020) Euskadi dispone de un gran potencial para generar energías renovables alternativas en el mar, entre las cuales se encuentran la energía generada por las olas (undimotriz) y la eólica en mar abierto (offshore). La existencia de este potencial ha sido reconocido por el Gobierno Vasco en la Estrategia Energética de Euskadi 2020 (3E2020) – EnergiBasque e indica, que su desarrollo, permitiría suplir la demanda energética por nuevas fuentes más sostenibles.

Sin embargo, aunque el desarrollo tecnológico de los dispositivos está creciendo rápidamente, los complejos y largos procesos de aprobación de los proyectos de energías renovables marinas, así como las incertidumbres y conceptos erróneos existentes, se presentan como el mayor escollo que podrían obstaculizar el futuro desarrollo de este tipo de energías en la Unión Europea.

Es por ello que, a petición de la Diputación Foral de Gipuzkoa, un equipo multidisciplinar de expertos y expertas de AZTI está desarrollando una guía que facilite la aprobación de proyectos de energías renovables marinas. “Se proporcionará a los técnicos de la administración mejor criterio y conocimiento para poder proponer las medidas oportunas en relación con el riesgo ambiental y a promotores un mejor conocimiento de la tramitación que deberán seguir y los tiempos requeridos para ello” afirma Juan Bald, experto en Gestión Ambiental de Mares y Costas de AZTI y coordinador de la guía.

La guía estará asentada en el enfoque de gestión adaptativa basada en el riesgo, es decir, incorporará continuamente los nuevos conocimientos aprendidos, de forma que permita a los proyectos de energía renovable adaptar las prácticas de vigilancia y mitigación a lo largo del tiempo. “Este enfoque adaptativo conduce a una mejora de la toma de decisiones al reducir la incertidumbre asociada a los impactos ambientales de estas tecnologías” afirma el experto de AZTI. Además, está en la línea de lo establecido en la Hoja de Ruta Estratégica para la Energía Oceánica «Building Ocean Energy for Europe » (2016), que identificó el objetivo de disminuir el riesgo asociado a los procedimientos de aprobación ambiental como un desafío clave. 

Los resultados obtenidos permitirán a la Diputación Foral de Gipuzkoa contribuir al desarrollo sostenible de las energías renovables marinas, en un medio complejo por el número de actividades y actores que intervienen en el medio marino de esta provincia” concluye Bald y añade “Esta guía también podrá utilizarse por otras administraciones para impulsar un mayor y más sostenible uso de las energías renovables de origen marino”.

La importancia creciente de las energías renovables marinas

Las energías marinas ofrecen cuatro importantes posibilidades, a saber, aumentar la eficiencia en la explotación de los recursos energéticos europeos, reducir la dependencia exterior, reducir al mínimo las exigencias del sector de la energía en materia de uso del suelo y recortar en Europa las emisiones de gases de efecto invernadero (alrededor de 65 millones de toneladas de CO2 en 2020). Gracias a los objetivos de la UE en el campo de las energías renovables y a los estímulos que se ofrecen a la inversión, la producción de energía eólica en el mar ha comenzado a desarrollarse con rapidez en Europa.

En 2011, la energía eólica producida en el mar equivalía al 10% de la capacidad instalada, empleaba directa o indirectamente a 35.000 personas en el conjunto de Europa y representaba una inversión anual de 2.400 millones de euros. Al final de ese año, la capacidad total instalada en el mar se elevaba a 3,8 GW. Atendiendo a los planes de acción nacionales en materia de energías renovables, la electricidad producida en 2020 a partir del viento alcanzará los 494,6 TWh, de los cuales 133,3 TWh se generarán en el mar. Se estima, además, que, antes de que finalice 2030, la instalación anual de capacidad en el mar supere la realizada en tierra. En esas condiciones, la producción eólica en el mar podría llegar a satisfacer en 2020 el 4% de la demanda de electricidad de la UE y el 14% en 2030. En términos de empleo, esto representaría 170.000 puestos de trabajo en 2020 y 300.000 en 2030.

En el caso del potencial eólico marino se estima en España próximo a los 8 GW en el mar en aguas no profundas (menos de 50 m de profundidad) (Mitc, 2011). La energía eólica es la fuente renovable que experimentó un mayor crecimiento en España durante la anterior década. La producción eléctrica del sector eólico en 2010 fue superior a los 43.700 GWh, contribuyendo en un 16% a la cobertura total de la demanda eléctrica nacional, y superando, en algunas ocasiones, una cobertura del 50% de la demanda horaria).

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