NAIARA RODRIGUEZ-EZPELETA, investigadora experta en genética marina

En las últimas dos décadas, hemos sido testigos de una revolución genética sin precedentes que ha transformado radicalmente nuestra capacidad para cuantificar mejor la diversidad genética, entender la conectividad entre poblaciones, identificar adaptaciones ambientales y definir interacciones entre las especies y su entorno. Además, el continuo desarrollo y democratización de nuevas tecnologías de secuenciación del ADN nos ha dotado de herramientas para obtener información sobre los procesos biológicos e interacciones del ecosistema que resultan clave para el desarrollo de medidas de conservación y gestión sostenible de las especies.    

El ámbito de la gestión pesquera no es ajeno a esta revolución, pero existe cierta sensación entre los científicos pesqueros de que no se está explotando al máximo el potencial de las técnicas genéticas para contribuir a una gestión pesquera sostenible fundamentada en un enfoque ecosistémico. De hecho, si bien es cierto que numerosos estudios respaldan la validez de los análisis genéticos para proporcionar información tan importante como la conectividad entre las poblaciones y su biomasa, también evidencian reticencias en cuanto a su implementación en la gestión y barreras logísticas importantes. Por esto, organismos como la Comisión Internacional para la Exploración del Mar (ICES por sus siglas en inglés), la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT por sus siglas en inglés) o la misma Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca de la Comisión Europea reclaman acciones para sentar las bases hacia una integración efectiva de la genética como tecnología clave para alcanzar una gestión pesquera sostenible basada en un enfoque ecosistémico.

La genética para la delimitación e identificación de stocks

Una de las aplicaciones más directas y maduras de la genética para la gestión pesquera es la delimitación e identificación de unidades de gestión o stocks. Los stocks son las unidades sobre las que se realiza la evaluación de los recursos en la que se basa el desarrollo de medidas de gestión que aseguran una productividad máxima sostenible. Esta evaluación asume que cada stock representa una población dentro de una misma especie cuyos parámetros intrínsecos (crecimiento, reclutamiento, mortalidad, etc.) no dependen de tasas de inmigración desde o emigración hacia otros stocks. Por tanto, idealmente, los stocks pesqueros deberían representar poblaciones naturales demográfica y genéticamente conectadas, es decir, grupos de individuos que se reproducen sexualmente y que comparten un pool genético. Sin embargo, existen muchos stocks que no están alineados con poblaciones naturales, bien por estar definidos según consideraciones políticas o administrativas, por desconocimiento sobre su conectividad y/o por carecer de herramientas para asignar los individuos a su stock correspondiente.

análisis géneticos

Una partida de nacimiento genética para la gestión de stocks del atún rojo

Un ejemplo de la utilidad de la genética para delimitación e identificación de stocks es el atún rojo (Thunnus thynnus). Hasta hace poco, esta especie se evaluaba considerando dos stocks separados por el meridiano 45W, asumiendo que los individuos capturados a cada lado provienen de las zonas de puesta del Oeste (golfo de Méjico principalmente) y del Este (mar Mediterráneo) respectivamente. Sin embargo, aunque se ha demostrado diferenciación genética entre ambas zonas de puesta, es conocido que los atunes pueden cruzar el Atlántico incluso varias veces durante su vida, lo que implica que las capturas fuera de las zonas de puesta están compuestas por individuos de ambos stocks. El equipo de AZTI, en el marco de los estudios biológicos financiados por el Gran Proyecto del Atún Rojo del Atlántico (GBYP por sus siglas en inglés), ha desarrollado un método genético que, a partir de una pequeña muestra de músculo o aleta, es capaz de determinar el lugar de nacimiento de un espécimen de atún rojo Atlántico, independientemente de dónde haya sido capturado. Los resultados de la asignación de cada individuo a su stock genético correspondiente están siendo utilizados por ICCAT para mejorar la gestión de esta especie, evitando así un potencial consejo sesgado que no proteja a la población del Oeste, que es la más vulnerable, o que no asegure la productividad máxima sostenible en la población del Este.

Nuevos desafíos y aplicaciones emergentes

Además del caso del atún rojo, numerosos estudios respaldan el potencial de las técnicas genéticas para delimitar e identificar stocks y muchos de ellos están ya presentes en los procesos de valoración comparativa de los modelos de evaluación (benchmarks) del ICES. Sin embargo, incluir la monitorización genética como parte de las campañas científicas o muestreos a bordo o en puerto, presenta complicaciones logísticas tanto a nivel de almacenamiento de muestras y datos, como de estandarización de protocolos de recogida de muestras y de generación y análisis de datos. Estos nuevos desafíos requerirán reformas en los marcos para la recopilación de datos, así como capacitación institucional, pero una vez solventados no solo consolidarán el uso de técnicas genéticas para delimitación e identificación de stocks sino que sentarán las bases para nuevas aplicaciones genéticas emergentes pero con mucho potencial. Estas son por ejemplo el método de recaptura de parientes próximos (CKMR por sus siglas en inglés) para cálculo de la biomasa del stock reproductor, el ADN ambiental para estimas de biomasa, diversidad y distribución de especies, la epigenética para determinar edad, o la identificación de marcadores genéticos indicadores de adaptaciones ambientales.

Este artículo fue originalmente publicado en Ruta Pesquera

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