Raúl Prellezo, Investigador Principal del área de gestión sostenible de AZTI hace una introducción al artículo científico publicado en la revista Marine Policy, cuyos autores son Sebastian Villasante (Profesos del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela) y él mismo, y en donde se hace una revisión de la literatura publicada y se obtienen conclusiones y recomendaciones a futuro sobre la obligación de desembarco.

La obligación de desembarco (OD) o “landing obligation” en inglés, es posiblemente el elemento de política más novedoso establecido en la reforma del año 2013 de la Política Pesquera Común (PPC). Con el objetivo de reducir los descartes, pero sobre todo de incentivar el uso de artes más selectivas (que no capturen lo que no se desea o lo que no se puede pescar), la OD no pretende ser una política de descarte cero, sino de transitar hacia una práctica pesquera más resiliente y sostenible.

Sin embargo, la OD es solo un elemento adicional dentro del (complicado) entramado regulatorio de la gestión pesquera en la UE. Obliga a tener en cuenta las descargas y no únicamente las capturas y genera un conflicto con el resto de las regulaciones y más concretamente con el sistema de Total Admisible de Capturas (TACs). Este sistema de TACs se implementó en base a repartir unas posibilidades de pesca por stock de gestión a nivel de Estado miembro (cuotas), basado en las capturas (y no en las descargas) históricas de las flotas de cada Estado miembro. Este conflicto, que ya se anticipaba, llevó a la propia PPC a contemplar una serie de exenciones y flexibilidades dentro de la propia regulación de la OD, y también a considerar un calendario de implementación gradual de la OD, que culminó en 2019, año desde el que todas las especies están incluidas dentro de la OD.

Las instituciones y organismos encargados de la gestión pesquera tanto a nivel de la UE como a nivel nacional pedían una valoración de los efectos económicos y sociales de la OD. Los resultados de las proyecciones a futuro eran ciertamente desoladores: efectos como el estrangulamiento en las pesquerías mixtas, exenciones y flexibilidades insuficientes, cambios en la distribución espacial de las especies por el cambio climático, y efectos económicos derivados de los precios de combustible y el Brexit, llegaron a definir la situación como “la tormenta perfecta”.

La Comisión, analizó estos trabajos y por ello encargó que sintetizara estos resultados y diera las recomendaciones oportunas. Basado en este encargo en este año 2023 se ha publicado el artículo científico en el que se hace una revisión de la literatura publicada y se obtienen conclusiones y recomendaciones a futuro. De este artículo se extrae que, si el mayor efecto de la OD es un desajuste en las cuotas, cualquier mecanismo que flexibilice este sistema es económicamente la solución más eficiente. Pero también se obtiene otro resultado relevante, y es que todas las proyecciones a futuro se realizaron asumiendo que la OD se iba a cumplir en su totalidad, si bien la literatura más reciente sugiere que esto no es así.

De esta forma y usando la doble acepción de la palabra “landing” en inglés (desembarco en su acepción pesquera y aterrizaje en la aeronáutica), no parece que se haya dado ese caos que parecía la propia OD y que se refleja en el título cinematográfico de este artículo, pero tampoco esa “tormenta perfecta” que algunas proyecciones diagnosticaban. Efectivamente, en el propio artículo se determina el grado de implementación de la OD, por lo que hacemos una importante recomendación: es momento de dejar de proyectar a futuro y observar y analizar lo que ha pasado y está pasando en relación a la OD, y sobre esa base determinar cuales son los efector económicos y sociales reales de la OD, y desde el prisma de su completa implementación desde el año 2019.

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