ROGELIO POZO, CEO de AZTI

La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, ha propuesto elevar al 55 % la reducción de emisiones contaminantes de la UE para 2030. Nos enfrentamos a un desafío enorme, pero hay motivos para ser optimistas: la visión de la “sostenibilidad” se puede aplicar a todas las áreas de la actividad humana. Es un gran reto que debe servir de guía a las estrategias empresariales, las políticas públicas y los instrumentos financieros, como los fondos de recuperación europeos. En definitiva, es el camino para transformar la sociedad y las personas. Entender la necesidad de abordar estos cambios es fundamental para que, a través de la colaboración público-privada, se pueda afrontar el futuro con garantías de éxito. El desarrollo económico del futuro será sostenible o no habrá desarrollo.

Todos los escenarios requerirán cambios significativos en la sociedad, las personas, los negocios y los sistemas económicos. Cambios enormes en sí mismos y con grandes interdependencias. En definitiva, se trata de impulsar el desarrollo humano basado en una recuperación que persiga un único objetivo: hacer un mejor mundo, sostenible y saludable. Para ello es necesario abordar grandes desafíos como son: la reforma y transformación de los sistemas de producción de alimentos; electrificar nuestras vidas; rediseñar los procesos productivos; descarbonizar los combustibles e impulsar la gestión y mercados del carbono.

En este contexto, el sistema alimentario se sitúa en el centro de todas las miradas, siendo causa y víctima del impacto ambiental generado en Europa. Por ello, con el fin de reducir la degradación ambiental y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible es imprescindible promover una producción más sostenible y consumo de los alimentos y bebidas más responsable.

Dar respuesta a este importante reto pasa por: incorporar nueva tecnologías de producción de alimentos más eficientes que reduzcan el consumo de agua y energía, y generen menos residuos alimentarios; impulsar la producción de nuevas fuentes de proteína sostenible y saludable y avanzar hacia un cambio de dieta que incluya proteínas alternativas; circularidad y eficiencia de los recursos naturales; digitalización de los sistemas alimentarios, desde la producción primaria, la logística y trazabilidad hasta el consumidor para ser más eficientes y generar menos residuo en toda la cadena; apostar por el envasado sostenible a la vez que se garantiza la calidad y seguridad alimentaria. Todo este camino no será posible sin la implicación de las y los consumidores -priorizando en la compra la elección de productos más sostenibles- y el apoyo de la ciencia -aportando innovaciones accesibles y fáciles de implementar-.

etiquetado ambiental en alimentos

A la hora de consumir, somos cada vez más conscientes de esta necesidad y tenemos una mayor sensibilidad respecto al impacto ambiental que generan los alimentos, por lo que las empresas han convertido la sostenibilidad en un pilar fundamental de sus valores corporativos y estrategias de desarrollo. En este sentido, desde la ciencia se están impulsando sistemas para medir la huella ecológica de la producción de los alimentos que faciliten la información al consumidor para que la compra de alimentos y bebidas se pueda hacer con criterio ambiental y rigor científico.

Una de esas iniciativas impulsada por el marco regulatorio de la UE es la utilización del ENVIRO-SCORE, un sistema de comunicación sencillo, visual, intuitivo y científicamente robusto que proporcionará a los consumidores información comprensible para identificar y comparar la alternativa más sostenible entre los diferentes productos alimentarios y bebidas. Además, indicará a las empresas los cambios y mejoras que tienen que hacer para ser más sostenibles.

De esta manera, las personas, desde nuestra cesta de la compra, podremos contribuir y forzar el camino de la sostenibilidad ambiental y concienciarnos sobre el impacto ambiental real de estos productos. Serán las personas consumidoras, con su comportamiento de compra, las que estimularán además la innovación por parte de las empresas del sector para ofrecer bienes y servicios más sostenibles y establecer estándares mínimos que permitan reducir el impacto ambiental de los productos.

El camino que queda por recorrer es aún muy largo, pero los pasos que se están dando son en la dirección correcta.

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