• La investigación liderada por la Organización de Productores de Pesca de Bajura de Guipúzcoa (OPEGUI) con el apoyo del centro tecnológico AZTI concluye que las redes de enmalle y algunas especies como el verdel, el chicharro, la merluza o el rape representan los mayores desafíos para que la flota artesanal se ajuste a la nueva regulación europea
  • El estudio, además de recabar información sobre las dinámicas de trabajo y caracterización de las capturas de la flota artesanal, propone soluciones específicas para que el reajuste de su actividad se realice de la forma menos lesiva para el sector
  • El proyecto ha contado con el apoyo y la financiación de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del Programa pleamar, y del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP).

(Donostia, a 2 de marzo de 2018) El día 1 de enero de este año entró en vigor el nuevo reglamento europeo que obliga al sector pesquero a desembarcar todas las capturas, con el objetivo de poner fin a los descartes. Desde que se conociera la intención de la Comisión Europea de regular en contra de prácticas como la devolución al mar de las capturas no deseadas, se activaron diversas iniciativas para explorar el impacto que esta regulación tendría sobre el sector pesquero.

Entre ellas se encuentra el proyecto Canard, una investigación liderada por la Organización de Productores de Pesca de Bajura de Guipúzcoa (OPEGUI) con el apoyo del centro tecnológico experto en la cadena de valor del mar y la alimentación AZTI, del que se conocen ya sus resultados. El objetivo de este programa era el de ampliar el conocimiento sobre la actividad y los instrumentos empleados por la flota de pesca artesanal del Cantábrico para detectar los puntos en los que el cumplimiento de esta nueva regulación europea presentara mayores dificultades y proponer las soluciones menos lesivas para la actividad de este sector.

Finalizado el estudio, que se ha nutrido con datos recabados por el propio sector, el proyecto Canard ha señalado a las redes de enmalle, aquellas “paredes” de red que se mantienen verticales mediante una línea de flotación en superficie y una línea de fondos al suelo marino, como el arte de pesca con mayores tasas de descarte. En cuanto a especies, merluza, rapes, rayas, chicharro y verdel son las que presentan mayores posibilidades de ser capturadas involuntariamente.

El proyecto Canard, que ha contado con el apoyo y la financiación de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del Programa pleamar, y del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP), trata de mejorar la selectividad de las pesquerías, reduciendo la captura de las especies descartadas, con una especial atención a aquellas que pueden resultar más limitantes, debido principalmente a su escasa cuota y la imposibilidad de evitar capturarlas en las artes menores y en determinados momentos del año. “Es el caso del besugo y el virrey o palometa roja, cuya problemática viene determinada por la reducida cuota de estas dos especies”, explica Marina Santurtún, coordinadora del área de gestión pesquera sostenible de AZTI.

El verdel, por su parte, presenta una casuística transversalmente opuesta. “La gran cantidad de verdel presente en nuestras costas durante determinadas épocas hace inevitable su captura, principalmente si se emplean redes de enmalle, incluso a pesar de que los pescadores ya ponen en práctica una serie de tácticas para evitar las capturas no deseadas de esta especie, señala Santurtún.

Ante el caso particular del verdel, se proponen soluciones como paros estacionales una vez finalizada la temporada de pesca costera con líneas de mano (cañas).

Soluciones consensuadas y viables

El Proyecto Canard, una vez identificados los ‘puntos calientes’ para la aplicación de la ley, ha centrado sus esfuerzos en aportar respuestas específicas y viables para la flota artesanal, combinando para ello soluciones administrativas, tácticas, de mejoras de la selectividad, cambios de artes y diversificación de la actividad pesquera. “El objetivo final es el de contribuir a mantener la actividad de las empresas de modo rentable, sin que su viabilidad resulte afectada”, afirma Miren Garmendia, secretaria general de la Federación de Cofradías de pescadores de Gipuzkoa.

La propuesta de soluciones de la iniciativa ha sido sometida al contraste del sector vasco, cántabro y asturiano.

Algunas de las especies identificadas como problemáticas ya cuentan en la actualidad con soluciones administrativas, como la devolución al mar por alta supervivencia en el caso de las rayas y el besugo o por predación, como es el caso del rape y la merluza. El estudio concluye que el chicharro podría disponer de cuota suficiente para soportar capturas a lo largo de todo el año sin afectar a su sostenibilidad.

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