Martín Aranda. Experto en Gestión Pesquera Sostenible. AZTI

La pesca artesanal es la actividad extractiva dominante en el Océano Índico (representa cerca del 35% del total de capturas, alrededor de 650.000 toneladas) y, como tal, fundamental para la seguridad alimentaria, la economía y el empleo de las comunidades costeras de la región. La pesca artesanal, que opera tanto en las zonas económicas exclusivas de los países de la zona como en la altamar, utiliza predominantemente redes de enmalle de deriva. Este tipo de red puede ser operada desde pequeños buques artesanales hasta buques con gran autonomía de navegación que capturan grandes volúmenes de túnidos y otras especies.

El problema de las redes de deriva y su impacto constituye uno de los grandes retos de la Comisión del Atún del Océano Índico (IOTC, por sus siglas en inglés). Por ello, a propuesta europea, la IOTC aprobó el pasado año una Resolución que prohíbe el uso de red de deriva de longitud superior a 2,5 km también en las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) a partir de 2020.

La problemática

La evidencia indica que un número creciente de buques operan en la cuenca utilizando redes de longitud muy superior a la permitida y dirigidas a la captura de túnidos. Por otro lado, existe el problema de un numero creciente de buques de menos de 24 m con permiso para operar en las ZEE, y considerados como buques de pesca artesanal, que pescan fuera de la ZEE, operando con redes de longitud no permitida. Estos buques de enmalle se alejan del modelo de pesca artesanal al tener una gran autonomía de navegación y estar dotados de un gran poder de pesca. A estos buques no se les exige llevar a bordo dispositivos de vigilancia satelital y tampoco están sujetos a programas de observadores a bordo, tal y como sí se exige a los buques con una eslora superior a los 24 metros. Más aún se ha reportado que inclusive los buques de enmalle de más de 24 metros que operan habitualmente en la altamar carecen de dispositivos de vigilancia satelital y observadores.

El uso de la red de enmalle de deriva presenta un problema muy grave para la biodiversidad de la cuenca marina. La captura incidental es especialmente alta y afecta especialmente a mamíferos marinos, las tortugas y los tiburones. Un estudio de la IPLF reveló que al menos cinco especies de delfines, tres de tortugas y, en menor medida, dos de ballenas, se ven significativamente afectadas en el Índico por el uso de este tipo de redes. Un estudio llevado a cabo por WWF- Pakistán estima que la flota paquistaní genera una mortalidad del orden de 12.000 delfines al año.

Científicos europeos han estimado una ratio de capturas de entre 34 y 120 toneladas de tiburones por cada 1.000 toneladas de atunes y especies afines. Esta ratio, aunque sujeto a una alta incertidumbre, resulta muy superior al de la flota de cerco congeladora de la UE, que es de 4 toneladas de tiburones por cada 1.000 toneladas de capturas de atún. Además, en el uso de redes de deriva también es frecuente la captura incidental de otras especies como tiburones, peces vela o marlines. Estas capturas, especialmente tiburones, encuentran lugar en los mercados locales.

La evidencia recogida indica que existen pocas barreras que impidan el crecimiento de la pesca en altamar con redes superiores a los 2,5 kilómetros.  Entre las causas destacan: el bajo coste de ensamblaje de estas redes; la alta capturabilidad de este tipo de red; la baja mecanización de la actividad; falta de control y monitorización por parte de ciertos países ribereños; la operación de varias redes simultáneamente en diversas zonas y uso combinado con otras artes, p.ej. palangre; y el débil control a la construcción de buques con mayor autonomía de navegación.

Todo indica que se ha desatado una carrera por el recurso que se traduce en buques cada vez más grandes, incursiones en ZEEs de otros países, transbordos en altamar, sub-declaración o no declaración de capturas y sobreexplotación. El numero creciente de buques impide un mejor control por parte de los países, cuyas ya limitadas capacidades técnicas encuentran dificultades para controlar y monitorizar este incremento de capacidad y esfuerzo pequero.

Desde el punto de vista de la gestión las capturas no declaradas no se incluyen en el proceso de evaluación científica de la IOTC, lo cual genera gran incertidumbre en la evaluación de los recursos y debilita el consejo científico de gestión para establecer los niveles de explotación adecuados. La falta de datos afecta directamente al proceso de toma de decisiones. Resulta paradójico que las medidas adoptadas por la CTOI se aplican principalmente a las flotas con buques de más de 24 metros, a pesar de que el impacto en los recursos de los buques de menos de 24 metros se estima enorme.

Propuestas de solución

Ante esta situación, además de la prohibición de la pesca con redes superiores a los 2,5 km en las ZEEs, es recomendable establecer un límite al aumento de la capacidad de pesca de enmalle a la deriva, así como asesoría técnica y legal para controlar el crecimiento irracional de la capacidad de estas flotas en sus respectivos países. Resulta también necesario un esfuerzo institucional para el desarrollo en materia de control, recogida y procesamiento de datos en los países ribereños, así como la prohibición de los trasbordos de capturas en alta mar.

Es también imperativa la coordinación en el seno de la IOTC con vistas a la redefinición del concepto de pesca artesanal para la plena aplicación de medidas de conservación y gestión, que actualmente solo se imponen a los buques mayores de 24 metros de eslora.

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