SONIA RIESCO, investigadora del área de Innovación 

Vivimos en un entorno incierto, marcado por tensiones geopolíticas, impactos del cambio climático y un aumento constante del coste de vida. En este contexto, la inseguridad alimentaria se ha convertido en un desafío global de enorme relevancia, con consecuencias que marcarán la próxima década. 

Las cadenas de suministro están sometidas a presiones sin precedentes, lo que anticipa un futuro con precios más altos y riesgos de escasez. Para la industria alimentaria, esto significa afrontar un doble reto: garantizar el acceso a alimentos seguros y nutritivos, y al mismo tiempo mantenerlos asequibles para los consumidores. 

Este es el quinto capítulo de las EATrends de AZTI, una guía que conecta sociedad, empresa y ciencia para anticipar el futuro de la alimentación. ¿Quieres conocer las demás tendencias? Están todas en el informe completo de EATrends. 

Seguridad alimentaria: una prioridad mundial 

La magnitud del desafío se refleja en los datos. Según el Banco Mundial, la seguridad alimentaria y nutricional figura entre los ocho grandes retos mundiales a abordar, movilizando 45.000 millones de dólares en inversiones en todo el mundo

Pero más allá de las cifras, la realidad cotidiana muestra un cambio de comportamiento: a medida que las desigualdades se acentúan, los consumidores ajustan su gasto en alimentación, priorizando la rentabilidad sin querer renunciar a una dieta digna, saludable y segura. 

Innovación en marcha: próximos pasos desde la I+D+i 

La ciencia y la tecnología trabajan para reducir la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios y reforzar su resiliencia frente a esta inseguridad. Entre las líneas más prometedoras destacan: 

Nuevas materias primas alternativas, que diversifican las fuentes de alimento. 

Ingeniería genética, para mejorar el rendimiento de los cultivos, su valor nutricional y su resistencia a plagas y enfermedades. 

Agricultura de precisión, que optimiza recursos y reduce riesgos. 

Sistemas avanzados de detección rápida de contaminantes, que refuerzan la inocuidad alimentaria. 

Cada una de estas innovaciones busca equilibrar cantidad, calidad, seguridad y accesibilidad, pilares fundamentales de la seguridad alimentaria. 

Está pasando: la respuesta del sector 

Mientras tanto, el mercado ya refleja esta tensión. Los consumidores, más cautos ante el aumento de precios, buscan productos saludables y de calidad a precios accesibles. En consecuencia, las empresas están: 

Diversificando líneas de productos, para ofrecer alternativas más asequibles. 

Reforzando controles de riesgos emergentes, que podrían afectar la seguridad de los alimentos. 

Poniendo el foco en la nutrición adecuada, incluso en un escenario de precios al alza. 

La inseguridad alimentaria no es un problema lejano ni abstracto: afecta al día a día de millones de personas y pone a prueba la capacidad del sector para garantizar el acceso universal a alimentos seguros, nutritivos y asequibles. 

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