Descifrando los secretos de las aves marinas migratorias
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ISABEL GARCÍA BARÓN. Investigadora en Cambio global de los ecosistemas marinos
En el marco del Día Internacional de las Aves Migratorias dirigimos la mirada hacia un grupo específico de aves cuyo ciclo vital se encuentra íntimamente ligado a los ecosistemas marinos, donde desempeñan un papel crucial en la dinámica ecológica de los océanos: las aves marinas.
Entre las más de 180 especies de aves marinas que se encuentran en todos los mares de Europa (incluyendo acuáticas y limícolas), muchas realizan migraciones anuales que implican largos desplazamientos entre áreas de alimentación y sitios de reproducción a lo largo de las rutas migratorias globales . Durante estas travesías, estas aves aprovechan los vientos favorables y las corrientes oceánicas para optimizar su eficiencia energética, demostrando su brillante capacidad de navegación y orientación.
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Algunos datos curiosos sobre las aves marinas migratorias
Dentro de este grupo de aves se encuentra alguna de las especies migratorias que recorren mayores distancias del mundo, como el charrán ártico (Sterna paradisaea), conocido por realizar la migración anual más larga del reino animal. Durante cada travesía recorre 71.000 kilómetros desde Groenlandia hasta el mar de Seawell, lo que significa que durante su vida realiza el equivalente a 3 viajes de ida y vuelta a la luna. Otro ejemplo es el fumarel común (Chlidonias niger), que se reproduce en Europa y Asia occidental, pero inverna en África occidental y en las costas de América Central y del Sur recorriendo así distancias de hasta 6.000 kilómetros. Dentro de las gaviotas hay variedad de estrategias, como la de la gaviota de Sabine (Xema sabini), que realiza migraciones transecuatoriales desde las zonas de cría en el norte del Holártico hasta las costas occidentales de Sudamérica y África donde inverna. O como la de la gaviota sombría (Larus fuscus) cuya área de invernada se extiende desde el Reino Unido hasta África Occidental, lo que resulta en distancias de migración que difieren en más de 4500 km. Otro tipo de migración, de menor distancia, pero no por ello de menor importancia es la de la pardela balear (Puffinus mauretanicus), el ave más amenazada de Europa, que se reproduce en rincones remotos de las Islas Baleares, y migra fuera del Mediterráneo para pasar el verano principalmente en las costas atlánticas de España, Francia y Reino Unido.
En el Golfo de Bizkaia, un punto de encuentro clave para las aves marinas migratorias en Europa , se congregan numerosas especies durante sus travesías migratorias. Desde alcatraces y pardelas hasta araos y cormoranes, incluso, el charrán ártico, el fumarel común, las gaviotas de Sabine o sombría y la pardela balear , citadas anteriormente, encuentran en estas aguas ricas en nutrientes un importante recurso durante sus largos viajes. Esta área, situada al norte de la península ibérica, se convierte en un oasis para las especies que buscan descanso y alimento en su ruta hacia sus destinos de reproducción o invernada. La combinación de corrientes marinas y la abundancia de vida marina convierten a esta región en un lugar estratégico para la supervivencia de estas especies durante sus migraciones, destacando su relevancia en la conservación de la biodiversidad marina a nivel europeo.
¿Por qué conocemos todos estos datos?
La ciencia de estudiar aves, la ornitología, puede que sea tan antigua como nuestra fascinación por el vuelo, pero las observaciones detalladas y registradas son un fenómeno más reciente. En Estados Unidos, las observaciones de aves individuales registradas pueden vincularse al naturalista y pintor estadounidense John James Audubon, quien en los primeros años del siglo XIX ataba hilos a las patas de las aves para reconocer a los individuos y saber si año tras año volvían a sus lugares de anidamiento. Un siglo más tarde, científicos del Instituto Smithsonian colocaron bandas de metal con números de identificación en las patas de garzas encontradas en los terrenos del Zoológico Nacional. Este método de marcaje y recaptura, llamado anillamiento científico, todavía se utiliza y los datos que nos aporta son útiles en la estimación de la abundancia de una población, así como en el seguimiento del movimiento y el destino de los individuos.
Sin embargo, durante siglos, solo se conocía parte de estos magníficos viajes migratorios, cuando las aves marinas pasaban cerca de la costa y no fue hasta hace unas décadas, cuando el desarrollo de dispositivos de seguimiento remoto ha revolucionado nuestra comprensión de la migración de las aves marinas. Así, las aves equipadas con dispositivos de seguimiento remoto, como geolocalizadores de nivel de luz o transmisores satelitales, proporcionan datos detallados en tiempo real revelando las dinámicas y patrones de las rutas migratorias.
Dificultades en la conservación de las aves marinas migratorias
Las poblaciones de aves marinas enfrentan una serie de amenazas antropogénicas que ponen en peligro su supervivencia a largo plazo. La contaminación marina, la sobrepesca, la pérdida de hábitat costero y la introducción de especies exóticas son solo algunos de los factores que contribuyen a la disminución de las poblaciones de aves marinas en todo el mundo.
Además, el comportamiento migratorio representa un desafío extra para la conservación de estas especies, debido a su naturaleza nómada y a menudo transoceánica, ya que cruzan fronteras internacionales y utilizan una variedad de hábitats marinos y costeros a lo largo de su viaje, lo que refuerza la importancia de la coordinación y colaboración internacional en el mantenimiento de un océano saludable, así como del estudio de sus rutas migratorias marinas.
Gracias a los datos de seguimiento, sabemos que muchas aves marinas migratorias pasan la mayor parte de su tiempo en alta mar, lo que resalta la necesidad de una gestión adecuada en áreas que van más allá de la jurisdicción de un solo país. Así, la creación de áreas marinas protegidas, la implementación de prácticas pesqueras sostenibles y la reducción de la contaminación oceánica son pasos cruciales para garantizar un futuro saludable para estas especies y los ecosistemas marinos que habitan.