Bacteriófagos, virus amigos en seguridad alimentaria
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TRADUCCIÓN DE LA ENTREVISTA REALIZADA POR ELHUYAR A AMAIA LASAGABASTER Y MARIA LAVILLA
El centro de investigación AZTI investiga la posibilidad de utilizar virus antibacterianos para prevenir las enfermedades que se transmiten a través de los alimentos. Una de las mayores ventajas es que estos virus sólo afectan a una especie o género bacteriano y no son perjudiciales para el resto de bacterias beneficiosas, ni para los animales ni las plantas.
Aunque cuando oímos la palabra virus nos vienen a la cabeza enfermedades y desgracias, los virus no siempre son enemigos. Por ejemplo, los bacteriófagos podrían ser aliados importantes para cuidar nuestra salud.
Los bacteriófagos, o fagos, infectan a las bacterias, por lo que es fácil deducir por qué suscitan tanto interés. Por ejemplo, podemos usarlos para combatir una infección cuando los antibióticos no funcionan o para eliminar bacterias que contaminan los alimentos y evitar intoxicaciones alimentarias. Es precisamente en esta segunda área en la que se está investigando en el centro de investigación AZTI de la alianza BRTA. Desarrollan herramientas para controlar los patógenos que se propagan a través de los alimentos. Y, entre otras cosas, se está investigando con fagos para ello. Precisamente porque pueden aportar nuevas soluciones contra los patógenos que se transmiten a través de los alimentos, la investigación de los fagos en materia de seguridad alimentaria se ha intensificado en los últimos años.
El primer paso es encontrar fagos de interés. Y para ello exploran y toman muestras de los lugares donde crecen las bacterias que infectan: el agua, el suelo, el mar, los alimentos…
Los fagos tienen una característica muy especial: son muy específicos. Es decir, sólo contaminan determinadas bacterias y no causan daño a todas las demás. Esta particularidad los hace muy interesantes para utilizarlos como herramienta biológica contra las enfermedades que producen las bacterias, según explica la investigadora Amaia Lasagabaster Bilbao: «Cada fago puede infectar una sola especie bacteriana y como mucho un solo género. Y esta es la principal ventaja de los fagos. Y es que, utilizando fagos, podemos actuar contra un patógeno que genera un problema, pero sin perjudicar a otras bacterias beneficiosas presentes en el alimento, en los animales o en el medio ambiente «.
Investigadoras de AZTI caracterizan y analizan especialmente los fagos que atacan a tres géneros bacterianos: Campylobacter, Vibrio y Listeria. De hecho, las bacterias de estos tres géneros tienen un gran impacto en nuestra salud y en algunos casos pueden causar graves problemas.
«Campylobacter es actualmente la toxoinfección alimentaria más frecuente en Europa, y probablemente en el mundo«, explica María Lavilla Martín. «Vibrio es una de las bacterias acuáticas más importantes y no solo nos afecta a nosotros, sino también a los peces de acuicultura y se transmite a lo largo de toda la cadena alimentaria. Y Listeria monocytogenes, aunque no es muy común, es uno de los más peligrosos porque puede causar la muerte «.
En el laboratorio proliferan y purifican los fagos para poder completar las colecciones de fagos que combatirán los males. También los estudian genéticamente para asegurarse de que solo están trabajando con fagos que actúan contra bacterias de interés.
Prevén que sea posible utilizar estrategias basadas en fagos en toda la cadena agroalimentaria, tanto en el sector primario como durante el procesado de los alimentos mediante su aplicación directa en los alimentos y/o en las superficies que puedan estar en contacto con los mismos. El objetivo final es el de controlar los patógenos que puedan causar problemas y garantizar la seguridad de los alimentos que consumimos.
Por otro lado, las estrategias basadas en fagos sólo están reguladas y aprobadas en unos pocos países del mundo. En Europa, todavía no. Sin embargo, las investigadoras ven cercana esta posibilidad. De hecho, tienen claro que el uso de virus que infectan bacterias podría ser muy interesante para hacer frente a diversos problemas de salud.
«A nosotros nos gusta decir que los fagos son virus buenos porque sólo infectan bacterias y son absolutamente inofensivos para animales, plantas y humanos», subraya Lasagabaster. «El uso de fagos será una estrategia de futuro para combatir muchas bacterias problemáticas. Serán una alternativa muy potente, por ejemplo, para luchar contra las resistencias a los antibióticos, o para combatir las enfermedades que se transmiten a través de los alimentos «.