Nuevo sensor de pH para el seguimiento de la acidificación del océano en el litoral vasco
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La observación sistemática del mar y su evolución es vital para conocer los efectos del cambio climático sobre el océano, la costa y los recursos marinos, ya que ayudar a definir estrategias de adaptación y establecer medidas de mitigación.
Para que esta observación sea eficaz y contar con más indicadores, es muy importante disponer de las tecnologías de medición adecuadas. Por eso hemos instalado, gracias al apoyo del Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Naturklima y el proyecto Urban Klima 2050, un sensor de pH para el seguimiento de la acidificación del océano en el litoral vasco a unos 3 km de la costa sobre fondos de unos 50 m de profundidad.
Con la instalación del sensor, obtendremos datos regulares sobre la evolución del pH en la zona del golfo de Bizkaia, lo cual nos permitirá estimar el grado de acidificación del océano.
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¿Por qué es importante conocer el nivel de acidificación del mar?
La acidificación del océano es consecuencia directa de las emisiones de CO2 de combustibles fósiles que al disolverse en el mar produce una bajada en el pH del agua. La acidificación oceánica puede afectar al crecimiento de aquellos organismos marinos con esqueleto o concha de carbonato cálcico, como las algas coralinas, los moluscos (mejillones, chirlas, navajas), los crustáceos (langostas, cangrejos), caracoles marinos, los corales y algunas comunidades del plancton como los cocolitofóridos.
En el golfo de Bizkaia apenas hay medidas en continuo que permitan un seguimiento de la acidificación de forma precisa, así que este sensor nos permitirá hacerlo de forma fiable, precisa y en continuo en nuestras costas.
¿En qué consiste el equipo de medición?
El equipo es un instrumento autónomo que, mediante un reactivo colorométrico de alta precisión, mide el pH del agua del mar. El equipo puede fondearse en mar abierto hasta a 600 m de profundidad para obtener medidas precisas del pH cada hora durante varios meses.
Este sensor se une a las diferentes plataformas de medición que hemos ido instalado desde que comenzamos a registrar datos para el seguimiento del cambio climático en el mar en 1986 mediante boyas, muestreos en embarcaciones, campañas en alta mar, y adquisición de información de satélites. Estas series históricas nos han llevado a comprobar, entre otras cosas, que la temperatura de las capas más superficiales del Cantábrico, y en general del golfo de Bizkaia, se están calentando en unos 0,2ºC por década desde 1980.