• Según el estudio, este beneficio económico es suficiente para cubrir el 100% de los costes anuales de mantenimiento de las playas más un porcentaje importante de los costes del sistema de saneamiento.
  • Las inversiones realizadas para la recuperación del estuario, lideradas por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, han ayudado a detener la degradación, mejorar la biodiversidad y asegurar los servicios recreativos del ecosistema.
  • Las cifras provienen de un estudio llevado a cabo por AZTI junto con el Centro de Investigación Social y Económica sobre el Medio Ambiente Mundial (CSERGE) de la Universidad de East Anglia, (Norwich, Reino Unido).

(Derio, a 22 de noviembre de 2018) La inversión en proyectos de saneamiento del agua no solo es importante para la recuperación ecológica de los entornos costeros degradados, sino que también produce beneficios sociales que pueden llegar a cubrir parte de los costes. Esta es la principal conclusión de un trabajo realizado por AZTI y cofinanciado por URA (Agencia Vasca del Agua) tomando como caso de estudio el proyecto de recuperación del estuario del Nervión llevado a cabo por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia (CABB).

La investigación se ha centrado en las playas de Areeta, Ereaga y Arrigunaga, ubicadas dentro del estuario del Nervión. El objetivo era examinar los costes de la recuperación ambiental del estuario, mayoritariamente asociados al sistema de saneamiento, así como los costes de mantenimiento de las playas, y compararlos con el retorno social que supone el uso recreativo de las mismas.

Los resultados han constatado el retorno económico de parte de las inversiones realizadas en forma de servicios ecosistémicos. Se ha estimado un valor recreativo agregado de las playas del estuario en verano de al menos 3,5 millones de euros anuales. Este beneficio económico es suficiente para cubrir el 100% de los costes anuales de mantenimiento de las playas más un porcentaje importante de los costes del sistema de saneamiento.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista Frontiers in Marine Science, ha sido realizado por tres investigadores de AZTI, Sarai Pouso, María C. Uyarra y Ángel Borja, junto con investigadores del Centro de Investigación Social y Económica sobre el Medio Ambiente Mundial (CSERGE) de la Universidad de East Anglia (Norwich, Reino Unido). El trabajo de investigación ha sido cofinanciado por URA (Agencia Vasca del Agua) en el marco de MARS, un proyecto europeo centrado en la gestión de los ecosistemas acuáticos sometidos a múltiples presiones.

La importancia económica de los estuarios

Los servicios ecosistémicos son la multitud de beneficios que la naturaleza aporta a la sociedad, como, por ejemplo, alimentos, agua limpia, procesos como la polinización o la regulación del clima, o la oportunidad de realizar actividades recreativas. Debido a la gran cantidad de servicios ecosistémicos que brindan, los estuarios son los ecosistemas marinos que soportan una mayor gama de actividades humanas. Tales presiones implican, al mismo tiempo, que los servicios ecosistémicos de los estuarios estén en riesgo.

Un ejemplo de ello es el estuario del rio Nervión, en Bizkaia. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los desarrollos industriales, urbanos y portuarios transformaron la zona del estuario en una de las zonas económicamente más prósperas de la península, principalmente debido al desarrollo de las industrias del hierro y el acero.

Sin embargo, el desarrollo económico también convirtió el estuario en la zona costera más contaminada del norte de España, cambiando y degradando su morfología, así como las condiciones ecológicas. Los residuos industriales no tratados y las aguas residuales domésticas que se vertían directamente en el estuario causaron una intensa contaminación en sus aguas y limitaron el uso recreativo de sus playas.

La recuperación del estuario del Nervión

En 1979, las autoridades locales, representadas en el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia, aprobaron un plan de saneamiento con el objetivo de restaurar las buenas condiciones estéticas, sanitarias y ecológicas del sistema, y recuperar las playas situadas en el estuario para su uso recreativo. Tras la construcción de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Galindo en 1990 y la progresiva entrada en funcionamiento de las diferentes fases del tratamiento de las aguas, se produjo una disminución importante de la contaminación del agua y una mejoría de las condiciones ecológicas del sistema.

Según datos del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y recopilados para este estudio, entre 1989 y 2017 se han invertido 660 millones de euros en infraestructuras de saneamiento directamente asociadas a la mejora de la calidad de las aguas del estuario. Actualmente, los costes de funcionamiento se estiman en más de 19 millones de euros anuales.

Por otro lado, los costes de mantenimiento actuales de las tres playas se estimaron en 670.558 euros, incluyendo la limpieza durante todo el año y servicios específicos de verano (servicios de rescate y seguridad, instalación de duchas, papeleras, etc.).

Para estimar en términos monetarios el uso recreativo de estas playas se utilizó el método del “coste de viaje”. Este método es muy común para poder asignar cifras monetarias a las actividades recreativas que las personas realizamos en entornos naturales, ya que, por lo general, este tipo de actividades carecen de un valor de mercado real. Los investigadores de AZTI recogieron la información necesaria para valorar el coste del viaje de los visitantes de las tres playas a través de una encuesta distribuida en verano de 2016.

Las inversiones realizadas para recuperar las aguas del estuario han ayudado a detener la degradación, recuperar la biodiversidad y asegurar el suministro de los servicios recreativos del ecosistema como, por ejemplo, el uso recreativo de las playas de Areeta, Ereaga y Arrigunaga, que suponen un beneficio de 3,5 millones de euros anuales, según el estudio liderado por AZTI.

“Las inversiones realizadas para recuperar las aguas del estuario del Nervión han ayudado a detener la degradación, conservar la biodiversidad y asegurar los servicios recreativos del ecosistema” concluye Sarai Pouso, una de las autoras del estudio.

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