SONIA RIESCO, investigadora del área de Innovación 

La proteína se ha convertido en protagonista de la alimentación actual. Cada vez más consumidores la asocian con beneficios para la salud, y la demanda no deja de crecer. El resultado es un mercado en constante evolución donde la oferta se multiplica y diversifica, generando, a la vez, oportunidades y cierta confusión en las personas consumidoras. 

Lo que sí está claro es que la búsqueda de nuevas fuentes proteicas sostenibles y seguras se ha convertido en uno de los grandes motores de cambio de la industria alimentaria. Gobiernos de todo el mundo están invirtiendo en proteínas alternativas, mientras la ciencia y la tecnología aceleran su desarrollo. Estamos ante una auténtica revolución… aunque aún con retos importantes por resolver. 

Esta es solo una de las ocho tendencias recogidas en las EATrends de AZTI, una guía que conecta ciencia, empresa y sociedad para trazar el futuro de la alimentación. ¿Quieres descubrir las demás? Encuéntralas en el informe completo de EATrends. 

Un mercado en plena expansión 

Las cifras confirman esta tendencia: se espera que el mercado europeo de proteínas animales alcance los 2.500 millones de euros en 2029, con un crecimiento anual del 4,77%. A la vez, las alternativas vegetales, cultivadas o fermentadas siguen ganando protagonismo, impulsadas por su potencial en sostenibilidad medioambiental y seguridad alimentaria. 

El dilema es evidente: ¿cómo diversificar de forma eficaz el acceso a proteínas sin perder de vista la competitividad, la salud y la confianza del consumidor? 

Innovación en marcha: próximos pasos desde la I+D+i 

La investigación y el desarrollo trabajan en múltiples direcciones para dar respuesta a esta revolución proteica: 

  • Tecnología de fermentación como vía prometedora para escalar alternativas. 
  • Microalgas y otras fuentes emergentes que apuntan a convertirse en candidatas clave de la revolución proteica. 
  • Productos híbridos y convergencia de vías de producción (vegetal, cultivada, fermentada y animal) para ofrecer soluciones competitivas. 

El gran desafío está en lograr que estos productos sean equivalentes —o mejores— en sabor, textura y precio respecto a las proteínas tradicionales de origen animal. 

Está pasando: señales del mercado 

Hoy conviven diferentes percepciones: la preocupación por el consumo excesivo de proteína animal, el escepticismo hacia lo vegetal y, al mismo tiempo, el creciente interés por dietas basadas en plantas. Frente a este escenario, el sector alimentario está respondiendo con: 

  • Nuevos productos plant-based diversificados, que amplían las fuentes de proteína vegetal. 
  • Soluciones híbridas, que combinan lo mejor de varias tecnologías para acercarse al paladar del consumidor. 
  • Escalado de proteínas alternativas cultivadas o fermentadas, aún en fases iniciales, pero con gran potencial. 
  • Mejoras en la producción ganadera, que buscan reducir impacto ambiental y responder a las nuevas exigencias sociales. 

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