ALMUDENA FONTÁN, investigadora de Funcionamiento de los ecosistemas marinos, cambio climático, observación de datos e impacto ambiental

Los programas de monitorización a largo plazo del océano son fundamentales para poder analizar y cuantificar de forma precisa la variabilidad del clima oceánico.

El Informe ICES (International Council for the Exploration of the Sea) sobre el clima oceánico (IROC, ICES Report on Ocean Climate) combina décadas de observaciones oceánicas en toda la región del ICES del Atlántico Norte para describir el estado actual de la temperatura del mar, la salinidad y las condiciones atmosféricas, así como las tendencias observadas y la variabilidad reciente.

El grupo de trabajo encargado de realizar este informe, WGOH (Working Group of Oceanic Hydrography, por sus siglas en inglés), en el que participa AZTI, junto con las organizaciones internacionales ICES y NAFO, organiza, cada 10 años desde 1991, el Simposio sobre variabilidad decadal del Atlántico Norte y sus ecosistemas marinos. Su cuarta edición, “4th Symposium on Decadal Variability of the North Atlantic and it’s Marine Ecosystem: 2010-2019”, se celebrará del 24 al 28 de abril de 2022, en Bergen, Noruega. En esta conferencia se tratarán los aspectos más importantes de la variabilidad del clima oceánico, del plancton, peces, aves y mamíferos marinos del Atlántico Norte durante la última década (2010-2019). Más información sobre WGOH puede encontrarse en este artículo publicado recientemente en Frontiers in Marine Science.

El avance del informe IROC ya ha sido publicado adelantando los aspectos más destacables sobre el estado del clima oceánico en el Atlántico Norte en 2020:

  • En el Atlántico Norte oriental persiste una anomalía de baja salinidad, con una ralentización o inversión parcial evidente en algunas zonas. La fuerte tendencia a la desalinización es evidente aguas abajo hacia el Ártico y hacia los subtrópicos.
  • Aunque las aguas superficiales del Giro Subpolar estuvieron moderadamente más frías que la climatología de 2006-2015, se observa una tendencia al calentamiento desde 2016.
  • Las aguas árticas continúan su tendencia al calentamiento y la bajada de salinidad, con una salinidad significativamente inferior a la media en los mares nórdicos y el estrecho de Fram, así como en los niveles superficiales (200-400m) del mar de Irminger. Se detectó un gran descenso de la salinidad en el flujo de salida del estrecho de Dinamarca por debajo de los 2800 m.
  • En el golfo de Bizkaia se registraron las salinidades más bajas de las últimas tres décadas en los primeros 400 m de la columna de agua. En la costa ibérica persiste un notable bajada de la salinidad.
  • En cuanto a las aguas profundas, la temperatura y la salinidad se mantienen estables y elevadas en el Mar de Irminger (por encima de los 2000 m), presentan pocos cambios en las cuencas de Islandia e Ibérica, y muestran calentamiento y aumento de la salinidad en Rockall Trough. El año 2020 fue el segundo año consecutivo en el que la convección invernal profunda en el Mar de Labrador no superó los 1700 m.
  • Las aguas de plataforma del Atlántico Noroeste se mantuvieron cálidas. El calentamiento se manifestó en las aguas superficiales y profundas; en el Golfo de San Lorenzo se observó el récord de temperatura de los últimos 100 años.
  • La temperatura superficial del Mar del Norte se mantuvo elevada, mientras que en el Mar Báltico se observaron temperaturas elevadas en toda la columna de agua. La salinidad del Mar del Norte aumentó y la de la superficie del Mar Báltico central alcanzó un nivel récord desde finales de la década de los 80.
  • La cobertura de hielo marino fue baja en la mayoría de las regiones; en el Mar Báltico se registró la menor extensión desde principios del siglo XVIII.

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