Cambio climático: ¿cómo ha afectado al mar y a la costa?
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No se trata de algo más o menos probable: es un hecho. Lo que la comunidad científica venimos advirtiendo durante las últimas décadas ya no da para más equívocos en manos de negacionistas. El último informe del IPCC, el panel de expertos vinculados a la ONU, lo ha dejado claro: el cambio climático existe y es, de manera inequívoca, responsabilidad es del ser humano: la humanidad ha sido quien ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, lo que ha generado cambios generalizados y rápidos en el planeta. Y nos solo eso, desde la última edición de este estudio, en 2013, las evidencias se han multiplicado, al igual que los artículos y análisis científicos que muestran las consecuencias de una crisis que ya ha generado cambios en el clima sin precedentes en los últimos miles de años y que en algunos casos serán irreversibles durante siglos o milenios.
Al hablar del clima, es habitual que nos quedemos en si llueve o hace sol, es decir, nos centramos en lo que ocurre en la atmósfera. Pero ¿qué pasa con el mar? Si alrededor del 70% de la superficie de la tierra está cubierta de agua, es lógico pensar que su impacto en el clima es considerable. Y no solo eso, también sufre las principales consecuencias del cambio climático, algo a lo que hay que sumar el hecho de que se trata de uno de los principales motores de la economía mundial.
Por todo ello, la observación sistemática del mar y su evolución es el centro del trabajo de muchas personas y organizaciones dedicadas a la investigación. En concreto, AZTI lleva cerca de quince años trabajando en la afección del cambio climático, analizando las tendencias actuales y desarrollando escenarios del ascenso del nivel del mar, del calentamiento del mar y de los efectos en el litoral y la pesca.
Hablamos con Guillem Chust, coordinador del área de cambio climático de AZTI, sobre los principales resultados de las investigaciones realizadas en estos tres lustros por este centro tecnológico.
Índice de contenidos
Afección al mar y a la costa
La repercusión del cambio climático es a nivel global, también en el mar. ¿En qué sentido?
El cambio climático está calentando el aire, y éste va gradualmente transfiriendo su calor a las capas superficiales del mar. Fruto de ello, el mar se calienta y se produce una expansión térmica. Por otro lado, este mismo calentamiento derrite los casquetes polares y glaciares cuya agua dulce entra en el mar. Ambos procesos, expansión térmica y aumento del volumen del mar son la causa del ascenso del nivel del mar. Otras consecuencias del calentamiento del mar es la bajada de la salinidad marina y la estratificación de la columna de agua que puede afectar a la productividad del océano. Otro efecto, no derivado del cambio climático, pero sí de las emisiones de CO2 de combustibles fósiles, es la acidificación del océano, es decir de su bajada en su pH, lo cual puede afectar al crecimiento de aquellos organismos marinos con esqueleto o concha de carbonato cálcico, como las algas coralinas, los moluscos (mejillones), los crustáceos (langostas, cangrejos) o muchos corales.
¿Cómo afecta el calentamiento global a la costa vasca?
Desde 1986, en lo que viene siendo la la serie histórica más larga de datos hidrográficos, desde AZTI hemos medido la temperatura en el golfo de Bizkaia, frente a la costa, a diferentes profundidades y mediante diferentes plataformas, como son los satélites, boyas, muestreos en embarcaciones y contrastado con otros estudios. Todas estas mediciones nos llevan a conclusiones similares, a saber, que la temperatura de las capas más superficiales del Cantábrico, y en general del golfo de Bizkaia, se están calentando en unos 0,2ºC por década desde 1980, y en particular en la zona más sureste y costera que es la que afecta la costa vasca.
El crecimiento del nivel del mar, ¿podría afectar a la población de la costa vasca e inundar ciertas áreas?
El nivel del mar está ascendiendo a 3,2 mm por año y se espera que para finales de siglo ascienda entre 50 y 80 cm en la costa vasca. Este ascenso puede provocar la inundación en ciertas áreas del litoral en condiciones de mareas vivas y daños en puertos, diques y paseos durante temporales. Se estima por ejemplo que se perderá gran parte de las playas a causa de ello.
¿Qué consecuencias tiene para la sociedad el aumento de la temperatura del mar?¿Y cómo afecta a las especies marinas?
Un aumento actual de la temperatura del mar de 0,2ºC por década, y para finales de siglo de 1,5 ºC a 2,5 ºC, es apenas imperceptible para nuestro cuerpo en valores absolutos. No obstante, un calentamiento de esta magnitud puede, por ejemplo, significar veranos más calurosos con especial incidencia en las ciudades y el efecto de islas de calor de éstas. También puede conllevar el desplazamiento de las áreas de distribución de la vida marina cientos de kilómetros hacia los polos, cambios en su ciclo estacional y disminución de la talla de los peces. Quizá lo más preocupante sea que lleva asociado una incertidumbre difícil de acotar por el papel en parte desconocido que pueda jugar el océano en la regulación del clima y las múltiples respuestas de los ecosistemas marinos. Así, la producción primaria del golfo podría verse afectada y no sabemos en qué dirección, aunque parece que el escenario más plausible sea de disminución, y ello implica menos alimento para los peces.
Afección a las especies marinas y pesqueras
¿Cuál es la especie más afectada se ha visto debido al cambio climático? ¿Y qué riesgos acarrearía el aumento del calentamiento global?
De las especies de peces que hemos analizado, hemos detectado desplazamientos hacia el norte en la puesta del verdel, avance en el momento de la puesta de la anchoa y de la migración de los juveniles de bonito. Quizá el análisis de escenarios sitúa a la anguila como una de las especies de peces de interés comercial más vulnerables, y es que ya se encuentra en estado crítico; nuestro estudio muestra que el cambio climático podría sumarse a las severas amenazas que ya se ciernen sobre ella (pérdida de hábitat, explotación pesquera insostenible y mortalidad en las turbinas de las centrales hidroeléctricas, entre otras). En cuanto a otras especies marinas, se han detectado la desaparición o disminución de ciertas especies de la flora de aguas más frías como algunas algas pardas formadoras de dosel del tipo Fucales intermareales y las Laminariales sublitorales. Estas especies son ahora menos abundantes en la costa cantábrica manteniendo sus poblaciones más al norte. A nivel más litoral, el ascenso del nivel del mar supone una amenaza para la vegetación dunar.
¿Qué medidas se han tomado para preservar distintas especies?
En el ámbito marino, de momento solo se están realizando el estudio de la vulnerabilidad de las especies y se proponen criterios de monitorización y precaución. Así, por ejemplo, en el caso de la anguila, teniendo en cuenta la posible amenaza adicional del cambio climático, se ha recomendado reforzar y ampliar las medidas de conservación previstas en el marco del Plan de Recuperación para intentar asegurar su supervivencia futura. En el caso de las praderas marinas, se han ensayado experimentos pilotos con éxito para su restauración.
El Gobierno Vasco ha aprobado una declaración institucional sobre la emergencia climática. En ella se habla de Pensamiento global, actuación local. ¿Cómo valoras la iniciativa?
Es muy positivo que el gobierno vasco tome la iniciativa en este ámbito. En esta línea, está liderando el proyecto LIFE Integrado Urban Klima 2050 que es el proyecto de acción climática de Euskadi con más presupuesto. En dicho proyecto se van a llevar cabo muchas acciones para la adaptación al cambio climático en todo el territorio, incluyendo especialmente la costa, para evitar por ejemplo los efectos del oleaje e inundaciones en pueblos y ciudades litorales, y se pondrá en marcha un observatorio de cambio climático del medio marino.
La política en cambio climático debe ser transversal y actuar en los diferentes ámbitos de actuación: en mitigación, es decir, reducción de emisiones, pero también en adaptación al cambio climático para prever y minimizar los daños y coste que se deriven de éste. La investigación en el seguimiento de las tendencias y el desarrollo de los modelos locales de los sistemas para poder escenarios a futuro es crucial para prever la respuesta de nuestro territorio e impacto en el ecosistema.