Los estuarios, esos espacios donde el río se funde con el mar, son mucho más que paisajes de transición. Son ecosistemas ricos y complejos que prestan servicios vitales para el ser humano: filtran contaminantes, actúan como criaderos de numerosas especies marinas y ayudan a mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, estos ecosistemas están bajo amenaza. La contaminación urbana, agrícola e industrial, junto con la alteración de sus patrones hidrológicos naturales, está poniendo en riesgo su equilibrio ecológico. 

Frente a esta situación, es urgente desarrollar herramientas eficaces para monitorizar el estado de salud de los estuarios y tomar decisiones de gestión ambiental rápidas y basadas en datos sólidos. Aquí es donde entra en juego una herramienta innovadora y prometedora: el ADN ambiental. 

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El papel clave de los microorganismos 

Aunque invisibles a simple vista, los microorganismos que habitan en los sedimentos de los estuarios desempeñan funciones fundamentales para el ecosistema. Bacterias y arqueas participan en los ciclos biogeoquímicos, producen sustancias esenciales y conforman la base de las redes tróficas. Su diversidad funcional —la variedad de roles ecológicos que desempeñan— los convierte en excelentes bioindicadores: si sus comunidades cambian, el ecosistema también lo ha hecho. 

Por ello, los científicos están apostando por observar el ecosistema desde la base: estudiar estos microorganismos para entender la salud global del estuario. 

MicroMon: monitoreo basado en ADN ambiental 

Desde el centro tecnológico AZTI, el proyecto MicroMon se propone revolucionar el biomonitoreo de los estuarios. Utilizando técnicas de secuenciación de ADN ambiental (eDNA), el equipo analiza pequeñas muestras de sedimento en las que se encuentra el material genético de todos los organismos presentes, sin necesidad de aislarlos ni cultivarlos en laboratorio. 

Una vez extraído, el ADN se amplifica utilizando regiones específicas llamadas «marcadores», que permiten identificar a las especies microbianas presentes. Esto proporciona una visión detallada y global de la biodiversidad del estuario. 

Pero MicroMon va más allá: mediante réplicas espaciales y temporales, se están modelizando redes ecológicas para comprender cómo interactúan estos microorganismos entre sí y con su entorno. Esta información es clave para entender la resiliencia del ecosistema frente a amenazas como contaminantes o cambios climáticos. 

De lo local a lo global 

El trabajo de MicroMon no se limita a los estuarios del País Vasco. Utilizando datos de cinco continentes —Europa, Asia, América, África y Oceanía—, el proyecto busca identificar patrones universales que permitan desarrollar indicadores de calidad ecológica aplicables a escala global. 

Los resultados son sorprendentes: los estuarios con características similares, como la salinidad o el clima, tienden a albergar comunidades microbianas parecidas, aunque estén separados por miles de kilómetros. Por ejemplo, las comunidades microbianas del norte de Australia muestran una gran similitud con las de Florida, mientras que las de Tasmania se asemejan a las del Golfo de Bizkaia. Esto refuerza la idea de que los microorganismos responden de forma similar a las condiciones ambientales, y por tanto pueden utilizarse como sensores naturales del estado ecológico. 

Una herramienta prometedora 

Las técnicas moleculares basadas en ADN ambiental han demostrado ser rápidas, económicas y muy eficaces para el monitoreo ecológico. Aunque todavía queda trabajo por hacer —como estandarizar protocolos para su uso oficial en diferentes países—, los avances del proyecto MicroMon son una muestra clara del potencial transformador de la biotecnología en la conservación del medio ambiente. 

Proteger los estuarios no es solo conservar la biodiversidad: es proteger servicios fundamentales para nuestras sociedades. Y gracias al ADN ambiental, hoy tenemos una nueva forma de escuchar lo que estos ecosistemas nos están diciendo. 

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¿Quieres saber más sobre el proyecto MicroMon o las técnicas de ADN ambiental? Puedes explorar los trabajos de AZTI y conocer cómo la ciencia se pone al servicio de la naturaleza. 

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