Una mirada LGTBIQ+ al reino animal
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MIGUEL ÁNGEL PARDO, Investigador en Calidad, Seguridad e Inocuidad Alimentaria
Mi compromiso con el Día del Orgullo LGBTIQ+, donde se reivindica la diversidad como algo natural y libre —que, por desgracia, en estos momentos tan convulsos está siendo cuestionada desde ciertos sectores de la sociedad—, es el motivo por el que hoy quiero mostraros que la diversidad forma parte de la naturaleza y de todo lo que nos rodea, aunque haya sido ignorada históricamente por la comunidad científica.
A finales del siglo XIX, George Murray Levick, explorador y oficial médico del Capitán Scott en la Antártida, describió a pingüinos Adelaida con prácticas homosexuales como «machos depravados». Las descripciones eran tan escandalosas que quedaron ocultas hasta que, hace unos pocos años, salieron a la luz. La destrucción o negación de comportamientos LGTBIQ+ por parte de la comunidad científica en el reino animal ha sido una constante durante todo el siglo XX.
Sin embargo, es importante destacar que existen más de 1.500 especies animales con diversos comportamientos LGTBIQ+, como en leones, jirafas, hienas, monos, aves, delfines, reptiles, insectos, etc.
De hecho, los océanos son uno de los paraísos “queer”, y en particular los arrecifes de coral, donde la diversidad es espectacular. En estos ecosistemas, se han descrito organismos homosexuales, poliamorosos, transgénero, transexuales, intersexuales, no binarios, entre otros. Un interesante ejemplo de algo muy habitual en la naturaleza es el género fluido, como en el sorprendente caso de las sepias.
Las sepias cambian de color y textura de la piel como camuflaje durante el apareamiento, incluidos cambios de color y comportamientos en los que machos pequeños se “disfrazan” de hembras para pasar desapercibidos ante los machos más grandes y agresivos. En un entorno en el que los machos pueden superar en número a las hembras en una proporción de 10 a 1, la competencia por transmitir los genes es feroz. De este modo, los machos más pequeños —considerados como un “tercer género”— no son atacados y pueden aprovechar la confusión para aparearse con las hembras o incluso con los machos más grandes, llegándose a describir comportamientos homosexuales en el 40 % de las interacciones.
El ejemplo de las sepias nos debe hacer reflexionar sobre lo que creemos saber acerca de los géneros, y mostrarnos que lo verdaderamente natural es la diversidad. Sin embargo, no debemos olvidar que nuestra especie es, con diferencia, la más diversa de todas, y que formamos parte de una sociedad, de una naturaleza y de un mundo diversos, donde conocer y entender a todas las personas es básico para convivir.
