Etiqueta ambiental universal

Un estudio realizado entre 10.000 consumidores de 18 países europeos realizado por el Observatorio del Consumidor de EIT Food hace revelaciones muy interesantes en torno a la percepción de la sostenibilidad de la industria alimentaria. A continuación, un breve resumen:

Consumidores europeos a favor de una etiqueta ambiental universal

El estudio presentado en octubre que muestra que más de dos tercios de los consumidores europeos afirman que utilizarían una etiqueta ambiental universal para ayudarles a tomar decisiones más sostenibles.

El estudio, basado en una encuesta realizada a casi 10.000 consumidores de 18 países europeos, reveló que el 67% afirmó que utilizaría una etiqueta de este tipo, mientras que sólo el 13% opinó que sería poco probable que lo hiciera.

Aunque en la actualidad no existen normas acordadas internacionalmente para el etiquetado de sostenibilidad ambiental ni un acuerdo sobre lo que debe medir la producción sostenible, las autoridades están debatiendo la creación de una etiqueta ecológica común que informe a los consumidores sobre el impacto que tienen los productos alimentarios en el clima y la sociedad.

Por otro lado, sólo un tercio de los europeos, el 33%, cree que su gobierno es transparente a la hora de regular las etiquetas de sostenibilidad en los alimentos.

Los consumidores quieren estar mejor informados sobre la huella ecológica de sus alimentos y existe un amplio apoyo a una etiqueta universal, independiente y basada en hechos para los productos alimentarios sostenibles. La introducción de una etiqueta de este tipo -y la garantía de que todas las etiquetas ecológicas incluyan información clara y concisa- podría ser la mejor manera de capacitar a los consumidores para que tomen decisiones informadas sobre cómo lo que comen repercute en el planeta.

En este sentido es importante aclarar que la Comisión Europea ha estudiado en los últimos meses una serie de propuestas para acabar con las alegaciones medioambientales engañosas, entre ellas un método para obligar a las empresas a validar sus alegaciones mediante una “huella ambiental del producto” -metodología para calcular el impacto ambiental de un producto a lo largo de su vida útil- y la prohibición de introducir nuevos sistemas públicos de etiquetado, a menos que se desarrollen a nivel de la UE, y sistemas privados que no muestren una ambición medioambiental superior a los que existen actualmente en el mercado.

Escepticismo de los consumidores hacia los claims de sostenibilidad de las empresas alimentarias

La investigación reveló también que casi dos tercios de los europeos -el 63%- creen que las marcas de alimentos fingen que sus productos son más sostenibles de lo que realmente son.

En cuanto a países, los Países Bajos, Alemania e Irlanda es donde menos se confía en las afirmaciones ecológicas de las marcas alimentarias: el 73%, el 69% y el 69% de los consumidores, respectivamente, creen que fingen que sus productos son más sostenibles de lo que son.