NAGORE PICAZA.  Experta en Inteligencia de Negocio. AZTI

La tecnología avanza a un ritmo frenético y está ofreciendo a la cadena agroalimentaria numerosas oportunidades para una producción más eficiente y sostenible, para reducir el «time to market», mejorar la transparencia en origen, etc. La inteligencia artificial, Big Data, máquinas que «hablan» ente sí, Blockchain, robótica avanzada o la realidad virtual son algunos ejemplos de lo que se está cociendo en la cadena alimentaria 4.0, que integra tanto la Agricultura de Precisión (AP) como la industria 4.0 y el retail 4.0.

En el sector agrícola, la Unión Europea está apoyando la adopción de técnicas de agricultura de precisión, consiguiendo aumentar la producción y, a su vez, garantizar la sostenibilidad del sector. Se están desarrollando numerosas tecnologías punteras que permitirán aprovechar las oportunidades de lo que promete ser una auténtica revolución agrícola en el siglo XXI. La maquinaría agrícola 4.0 permite aumentar la productividad y mejorar la competitividad en costes, un control de calidad de cultivos y la mejora del trabajo en el campo. La incorporación de sensores o drones permite realizar un mejor control de los cultivos y sus diversas problemáticas y optimizar por ejemplo el uso de pesticidas.

Con un presupuesto de alrededor de 35 millones de euros cofinanciados por la Unión Europea el proyecto IoF2020 (Internet of Food and Farms 2020) pretende crear un cambio disruptivo mejorando de manera muy marcada la productividad y sostenibilidad de las prácticas agrarias y ganaderas. Tiene como misión demostrar el valor añadido del uso de dispositivos de todo tipo conectados a Internet como, por ejemplo, sensores, sistemas de riego o software de gestión que puedan ser gestionados y controlados de manera remota por los distintos actores de la cadena agroalimentaria.

Entre las últimas innovaciones detectadas en el sector primario de la mano de grandes firmas, tenemos, por ejemplo, la tecnología óptica de clasificación LumoVisión desarrollada por Bühler que posibilita la detección temprana de contaminación por micotoxinas en maíz o la tecnología de reconocimiento facial para monitorizar el estado de salud y bienestar de las vacas desarrollado por Cargill gracias a su alianza con la empresa irlandesa experta en visión artificial Cainthus.

La industria 4.0, bautizada como la Cuarta Revolución Industrial, implica una nueva forma de organizar los medios de producción y la implantación de tecnologías digitales para monitorizar en tiempo real y optimizar los procesos de producción, predecir comportamientos futuros, utilizar los recursos de manera más eficiente, crear un ecosistema totalmente conectado y adaptarse más ágilmente a las necesidades cambiantes del cliente. Esta revolución se apoya en diferentes tecnologías, tales como el Internet de las cosas, los sistemas ciberfísicos, la sensórica, inteligencia artificial, etc.

La fabricación hiper-personalizada se está convirtiendo en una realidad y está destinada a transformar la forma en que compramos y los precios que pagamos por los productos. En 2017, Adidas presentó su Speedfactory en Alemania, la primera fábrica automatizada que puede producir rápidamente diseños de lotes pequeños para mercados específicos, reduciendo el ciclo de producción de meses a un solo día. «Se trata de fabricar alcanzando la velocidad de internet».

Si bien a un ritmo menor que en el caso de otros sectores (como el de la automoción) la industria de alimentos y bebidas está empezando a trabajar en la transformación digital, una medida necesaria para aumentar la competitividad. La digitalización aporta diversos beneficios a la producción, como, por ejemplo, la formulación digital, el diseño colaborativo y la reducción del «time to market» de los nuevos lanzamientos, la mejora de la trazabilidad del producto o la optimización de recursos.

Se están introduciendo sensores avanzados en el sector con el fin de controlar variables relacionadas con la calidad y seguridad, tales como la sensorización NIR o la visión artificial que permite detectar defectos de producto.

En materia de envasado y etiquetado inteligente estamos viendo novedades en el mercado, como por ejemplo tuppers de alimentos para el hogar que indican la frescura del alimento y evitan el desperdicio alimentario mediante una alerta al movil del consumidor cuando el alimento está a punto de caducar (https://ovie.life). También,  etiquetas inteligentes indicadores de frescura para alimentos perecederos, que se vuelve desigual conforme se va estropeando el prooducto lo que contribuye a reducir el desperdicio y mejora la seguridad. Otra solución novedosa: unas bolsas de envasado de productos frescos que eliminan automáticamente los residuos de pesticidas de los alimentos que contienen gracias a un proceso de fotocatálisis (https://www.youtube.com/watch?v=OYDJppoezcg).

La tecnología blockchain tiene múltiples aplicaciones para el sector de alimentación y bebidas, especialmente en materia de transparencia e integridad. Gracias a una cadena de registros inalterables y confiables permite ofrecer una trazabilidad completa de los productos. Ya hemos visto en el mercado europeo productos rastreables con esta tecnología, como pollos ecológicos y  tomates (en Francia) o  cerveza con blockchain (en Irlanda). Con solo escanear el Código QR del producto con el smartphone el consumidor tiene acceso a toda la información confiable sobre el producto (procedencia, método de producción, tratamientos veterinarios recibidos, ingredientes empleados, etc.), lo que construbuye a generar confianza en el productor y ofrece tranquilidad al consumidor. El blockchain se está empleando también para limitar el desperdicio alimentario: Delicia es una start-up de Estonia que usa esta tecnología para crear una plataforma descentralizada global para supermercados y tiendas de conveniencia con el objetivo de vender alimentos que están a punto de caducar a compradores locales, tanto restaurantes como consumidores.

Por último, el Retail 4.0 debe ateneder a las demandas del cliente omnicanal, ofreciendo una experiencia de compra que combine el online, el offline y el Big data. El consumidor busca soluciones novedosas, personalizadas, convenientes… y ante todo, vivir nuevas experiencias de compra adaptados a los nuevos tiempos.

Entre las tecnologías rompedoras que están modernizando la industria del gran consumo tenemos el uso de drones (para entregas de producto a domicilio, la logística o uso en almacenes), robots en tiendas físicas (que controlan la actualización de precios, identifican falta de existencias…), entregas sin supervisión en el hogar o el maletero del coche de los clientes, tiendas automatizadas con carritos inteligentes que evitan el paso por caja, cajas dotadas de pago con reconocimiento facial, pedidos por voz, tecnologías inmersivas como la realidad virtual o realidad aumentada que permiten a los consumidores desde sentir texturas y oler un producto hasta visualizar como les sienta  una prenda de vestir o un maquillaje. Otras tecnologías novedosas son el eye tracking o seguimiento visual, el análisis del estado de ánimo o pruebas de ADN para poder ofrecer una personalización extrema.

Los retailers están adquiriendo cada vez más conocimiento de sus usuarios permitiendoles realizar una asistencia online en compra, predecir y  anticiparse a las necesidades del cliente y ofrecer personalización.  Los consumidores desean que los retailers aprovechen nuevos canales, tecnologías y plataformas para estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Según el reciente estudio de  IGD las 5 claves de la tienda online del futuro  son la personalización, asistencia personal, eficiencia, experiencia sin fricciones e invisibilidad.

Una de las líneas de especialización de AZTI es la cadena alimentaria 4.0,  donde se trabaja en el desarrollo de tecnologías más eficientes de procesado, en sistemas de clasificación online de alimentos con sensores y en procesos de automatización.

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