MARTA RENTERÍA y BEGOÑA LANDAJO. Expertas en procesos alimentarios eficientes y sostenibles. AZTI

Cada año, a finales del mes de abril, nos acordamos de que se “celebra” el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Esto sería motivo real de celebración si no hiciera falta recordarlo año tras año y los accidentes y daños a la salud provocados por la actividad laboral fueran únicamente recuerdos de épocas pasadas.

Para alcanzar los objetivos que persigue esta jornada mundial, no podemos quedarnos en celebraciones de un único día al año. La seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras hay que tenerla presente en la gestión global de las empresas incluyéndolas en el marco de la sostenibilidad social de las mismas.

En este marco, se presenta como un reto de futuro en las empresas del sector primario e industria alimentaria, minimizar el impacto que tienen en la salud de los profesionales las diferentes tareas y operaciones que se realizan en los procesos productivos a lo largo de su vida laboral, sobre todo teniendo en cuenta el elevado trabajo manual que se realiza en estos sectores. Esto hace necesario desarrollar entornos laborales adaptados a las necesidades y características concretas de la población trabajadora de cada empresa, volviéndose prioritaria la necesidad de cuidar a estos últimos y contar así, con una plantilla más saludable y mejor preparada para encarar una larga, productiva y satisfactoria vida laboral.

Con este objetivo, una intervención ergonómica preventiva en los procesos de trabajo de forma que se rediseñen y adapten a las personas, hará posible una reducción del riesgo a sufrir enfermedades y/o trastornos musculoesqueléticos (TMEs), permitiendo un envejeciendo más saludable y un periodo laboral con unas mejores condiciones físicas y psicológicas. Este resultado repercutirá, además, en la eficiencia y sostenibilidad de las empresas al reducir los costes sobrevenidos por bajas laborales y al mantener a los trabajadores más experimentados en activo, así como en la sostenibilidad económica del sistema de salud, al disminuir las personas con necesidad de asistencia médica y/o económica.

Así, por tanto, el análisis y diagnóstico ergonómico pormenorizado de cada una de las tareas más relevantes, nos permite aumentar el conocimiento necesario para establecer las estrategias y acciones destinadas a la mejora de los hábitos de prevención de riesgos ergonómicos de los profesionales. Así mismo, nos facilita y guía en la mejora y el desarrollo de soluciones tecnológicas que ayuden a disminuir la incidencia de los trastornos musculoesqueléticos en los procesos de trabajo.

Celebremos, por tanto, 365 días al año de Seguridad y Salud en el Trabajo.

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